Trabajadores de Zanón

El pueblo debe comenzar de nuevo

La lucha de 2001 en Argentina terminó por pulverizar el sistema de partidos políticos y debilitar todas sus estructuras en el campo social. El pueblo puede hoy formar su propia opción, en la medida en que afirme su independencia de clase. Se ha perdido tiempo valioso pero, a la vez, se ha ganado experiencia. Todos han usado su oportunidad para mostrar su verdadera faz ante la sociedad: los radicales, los justicialistas, la izquierda, los partidos provinciales, los burócratas sindicales, los piquetruchos y, ahora último, los representantes “del campo”. Los conocemos bien. No hay confusión posible. La falsa opción, levantada en semanas pasadas, entre el gobierno “nacional y popular” y la “oligarquía”, se ha derrumbado. Se debe desconfiar de los partidos políticos del régimen; sólo el pueblo puede construir su propio camino.
La Estrella de la Segunda Independencia Nº6

Crisis argentina

Argentina vive una nue­va cri­sis polí­ti­ca. Distintos sec­to­res de la bur­gue­sía se dispu­tan el pre­do­mi­nio del régi­men polí­ti­co. En medio de un cua­dro, que en oca­sio­nes pue­de apa­re­cer con­fu­so, el pue­blo her­mano cobra con­cien­cia de quién es quién y se pre­pa­ra para crear su pro­pio camino. Esta es la con­sig­na del momento.

La cri­sis del régi­men polí­ti­co domi­nan­te en la Argentina es hoy evi­den­te. El con­flic­to entre el Ejecutivo y los intere­ses agro­ex­por­ta­do­res con­clu­yó, por aho­ra, con una deci­sión en el Senado. Para el gobierno, sig­ni­fi­có una derro­ta y la defec­ción de par­te de sus par­la­men­ta­rios y de su pro­pio vicepresidente.

Este des­en­la­ce pro­vi­so­rio demues­tra que la con­tro­ver­sia con los patro­nes del agro nun­ca fue eco­nó­mi­ca. Es, una vez más, la com­pe­ten­cia de dis­tin­tos sec­to­res de la bur­gue­sía por el con­trol del régi­men polí­ti­co y, por medio de éste, del apa­ra­to buro­crá­ti­co del Estado que les per­mi­te maxi­mi­zar sus super­ga­nan­cias con el saqueo de los recur­sos fis­ca­les y con la cober­tu­ra para sus nego­cios y la explotación.

restauración y contención

Tras las jor­na­das de lucha de 2001, la bur­gue­sía impu­so un régi­men de res­tau­ra­ción y de con­ten­ción de las fuer­zas popu­la­res. A la cabe­za del gobierno actuó un hom­bre como Kirchner, un diri­gen­te de la segun­da fila del jus­ti­cia­lis­mo, menos cono­ci­do y menos denos­ta­do. Partiendo de las con­di­cio­nes de cri­sis polí­ti­ca, eco­nó­mi­ca e ins­ti­tu­cio­nal, la res­tau­ra­ción tuvo algu­nos logros. Aseguró super­ga­nan­cias para deter­mi­na­dos sec­to­res capi­ta­lis­tas, nota­ble­men­te el gru­po Techint y simi­la­res y a los mis­mos expor­ta­do­res de soya; garan­ti­zó el pago de la deu­da exter­na a capi­ta­les forá­neos; limi­tó la auto­no­mía a las fuer­zas arma­das en asun­tos polí­ti­cos; reani­mó a la buro­cra­cia esta­tal, reor­ga­ni­zó a las fuer­zas polí­ti­cas dis­per­sas en nue­vas coa­li­cio­nes. Pero en lo prin­ci­pal con­tu­vo y fre­nó efec­ti­va­men­te el pro­ce­so de orga­ni­za­ción popu­lar. Resucitó a la buro­cra­cia sin­di­cal, heri­da de muer­te tras los años del mene­mis­mo. Con dádi­vas esta­ta­les y un dis­cur­so en con­tra del “neo­li­be­ra­lis­mo” y la “oli­gar­quía”, neu­tra­li­zó el movi­mien­to pique­te­ro, a las Madres de la Plaza de Mayo, otro­ra refe­ren­tes de las luchas popu­la­res. Cooptación por un lado, repre­sión por el otro. Mientras reso­na­ban los dis­cur­sos “nacio­na­les y popu­la­res”, se disol­vían a tiros las huel­gas de los petro­le­ros, de los docen­tes, las luchas de los des­ocu­pa­dos; se pro­du­cían nue­vos secues­tros, como el de Julio López, y morían más jóve­nes de mano de la policía.

un régimen en el suelo

Este es el balan­ce del régi­men. Concluida la res­tau­ra­ción, ha esta­lla­do hoy en mil peda­zos. La bur­gue­sía recla­ma más. Más ganan­cias, más repre­sión, menos con­ce­sio­nes. Esto que­dó paten­te en el caso de los intere­ses agro­ex­por­ta­do­res. No quie­ren renun­ciar a siquie­ra una par­te de las super­ga­nan­cias gene­ra­das por el aumen­to de los pre­cios inter­na­cio­na­les. El perío­do de equi­li­brio o esta­bi­li­za­ción diri­gi­do por Kirchner da paso a una “redis­tri­bu­ción de la rique­za” entre los dis­tin­tos sec­to­res bur­gue­ses. En este nue­vo esque­ma, vuel­ven todos, los Duhalde, los Menem, los Alfonsín; sólo fal­tan De la Rúa y Cavallo.

En estos autén­ti­cos ciclos caní­ba­les de desas­tre y res­tau­ra­ción que han mar­ca­do el siglo XX argen­tino, los úni­cos que ter­mi­nan comi­dos son los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo. Somos noso­tros quie­nes sufri­mos la hiper­in­fla­ción de Alfonsín y des­pués paga­mos los cos­tos de la con­ver­ti­bi­li­dad, los que cos­tea­mos la deva­lua­ción, los que sufri­mos los efec­tos de los cor­tes de ruta con 4x4. Y segui­re­mos sien­do los que sus­ten­te­mos el nue­vo fes­tín, si no nos orga­ni­za­mos y luchamos.

La bur­gue­sía en la Argentina ha demos­tra­do una capa­ci­dad úni­ca para des­truir y “recons­truir”, para res­tau­rar su domi­na­ción, tras haber hun­di­do al país en el desas­tre. Ahora, somos noso­tros los que debe­mos comen­zar de nue­vo, sin las­tres y pesos muer­tos, con­cen­tra­dos en la meta de nues­tra emancipación.

comenzar de nuevo

Las con­di­cio­nes para empren­der esta tarea están dadas lar­ga­men­te. La lucha de 2001 ter­mi­nó por pul­ve­ri­zar el sis­te­ma de par­ti­dos polí­ti­cos y debi­li­tar todas sus estruc­tu­ras en el cam­po social. El pue­blo pue­de hoy for­mar su pro­pia opción, en la medi­da en que afir­me su inde­pen­den­cia de cla­se. Se ha per­di­do tiem­po valio­so pero, a la vez, se ha gana­do expe­rien­cia. Todos han usa­do su opor­tu­ni­dad para mos­trar su ver­da­de­ra faz ante la socie­dad: los radi­ca­les, los jus­ti­cia­lis­tas, la izquier­da, los par­ti­dos pro­vin­cia­les, los buró­cra­tas sin­di­ca­les, los pique­tru­chos y, aho­ra últi­mo, los repre­sen­tan­tes “del cam­po”. Los cono­ce­mos bien. No hay con­fu­sión posi­ble. La fal­sa opción, levan­ta­da en sema­nas pasa­das, entre el gobierno “nacio­nal y popu­lar” y la “oli­gar­quía”, se ha derrum­ba­do. Se debe des­con­fiar de los par­ti­dos polí­ti­cos del régi­men; sólo el pue­blo pue­de cons­truir su pro­pio camino.

Hay que comenzar de nuevo.

Lo pri­me­ro, es con­fiar en el pue­blo, con­fiar en nues­tras pro­pias fuer­zas. Hay que actuar con volun­tad de ven­cer, par­tien­do de lo sim­ple has­ta lle­gar a lo com­ple­jo. Los tra­ba­ja­do­res y el pue­blo deben arti­cu­lar, los barrios, en las fábri­cas y luga­res de tra­ba­jo, en el cam­po, en cole­gios y uni­ver­si­da­des, en todas par­tes, las luchas inme­dia­tas y urgen­tes has­ta crear con­fluen­cias mayo­res que ayu­den a levan­tar una autén­ti­ca opción popu­lar. La inde­pen­den­cia de cla­se es la cla­ve para que se vayan todos los que obs­ta­cu­li­cen el camino. La pelea con­tra buró­cra­tas y pun­te­ros sólo se pue­de ganar unien­do las luchas dis­per­sas, for­ta­le­cien­do a las orga­ni­za­cio­nes popu­la­res, prac­ti­can­do la soli­da­ri­dad y la auto­ges­tión; cons­tru­yen­do la uni­dad. El pue­blo rápi­da­men­te mar­gi­na­rá a quie­nes per­si­guen intere­ses par­cia­les y egoís­tas, a quie­nes pre­ten­dan impo­ner con­di­cio­nes u obs­tácu­los al camino de la unidad.

El avan­ce de las luchas en la Argentina debe lle­var a la cons­truc­ción de un gran movi­mien­to de los tra­ba­ja­do­res y pue­blo, que comien­ce, como 1810, levan­tar “a la faz de la Tierra una nue­va y glo­rio­sa Nación”.

La Estrella de la Segunda Independencia Nº6

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