Bicentenario: a modo de aclaración

El verdadero Bicentenario

Hoy se con­me­mo­ra el 200º ani­ver­sa­rio de la pro­cla­ma­ción de la Primera Junta de Gobierno, un hecho polí­ti­co que mar­ca el ini­cio de la lucha abier­ta por la inde­pen­den­cia que cul­mi­na­ría en la Proclamación de la Independencia, rea­li­za­da por Bernardo O’Higgins el 1º de Enero de 1818 en Concepción. El Bicentenario que se cele­bra en estos días con actos públi­cos y dis­cur­sos (y que coin­ci­de con la fies­ta popu­lar de todos los años) poco tie­ne que ver con estos hechos his­tó­ri­cos y los pro­ble­mas que enfren­ta nues­tra patria. Al con­tra­rio, repre­sen­ta el inten­to de reite­rar las fies­tas del Centenario en 1910. Entonces, la bur­gue­sía repre­sen­tó sobre el esce­na­rio nacio­nal su inter­pre­ta­ción de la nación. Se miró en el espe­jo y lo que vio le pare­ció lo mejor de todos los mun­dos. Hoy como enton­ces, el espec­tácu­lo es ili­mi­ta­do, exa­ge­ra­do y vacío. El Bicentenario que mere­ce nues­tras preo­cu­pa­cio­nes aún está por venir. No es un asun­to de calen­da­rio y de efe­mé­ri­des, sino de accio­nes liber­ta­rias que ya se pro­yec­tan. Quizás las siguien­tes líneas sir­van de recor­da­to­rio a quie­nes se pue­dan sen­tir con­fun­di­dos por tan­ta pala­bre­ría, como mues­tra de deco­ro fren­te a las voces impos­ta­das de los gober­nan­tes… y como anun­cio de los pró­xi­mos y glo­rio­sos días, cuan­do los tra­ba­ja­do­res con­quis­te­mos la segun­da, defi­ni­ti­va y ver­da­de­ra independencia.

Viva Chile

…y un feliz “18”

La fuer­za ha sido la razón supre­ma que por más de tres­cien­tos años ha man­te­ni­do al nue­vo mun­do en la nece­si­dad de vene­rar como un dog­ma la usur­pa­ción de sus dere­chos y de bus­car en ella mis­ma el ori­gen de sus más gran­des debe­res. Era pre­ci­so que algún día lle­ga­se el tér­mino de esta vio­len­ta sumi­sión: pero entre­tan­to era impo­si­ble anti­ci­par­la: la resis­ten­cia del débil con­tra el fuer­te impri­me un carác­ter sacrí­le­go a sus pre­ten­sio­nes, y no hace más que des­acre­di­tar la jus­ti­cia en que se fun­dan. Estaba reser­va­do al siglo 19 el oír a la América recla­mar sus dere­chos sin ser delin­cuen­te y mos­trar que el perío­do de su sufri­mien­to no podía durar más que el de su debi­li­dad. La revo­lu­ción del 18 de Septiembre de 1810 fue el pri­mer esfuer­zo que hizo Chile para cum­plir esos altos des­ti­nos a que lo lla­ma­ba el tiem­po y la natu­ra­le­za: sus habi­tan­tes han pro­ba­do des­de enton­ces la ener­gía y fir­me­za de su volun­tad, arros­tran­do las vici­si­tu­des de una gran gue­rra en que el gobierno espa­ñol ha que­ri­do hacer ver que su polí­ti­ca con res­pec­to a la América sobre­vi­vi­rá al tras­torno de todos los abu­sos. Este últi­mo des­en­ga­ño les ha ins­pi­ra­do natu­ral­men­te la reso­lu­ción de sepa­rar­se para siem­pre de la Monarquía Española., y pro­cla­mar su INDEPENDENCIA a la faz del mun­do. Mas no per­mi­tien­do las actua­les cir­cuns­tan­cias de la gue­rra la con­vo­ca­ción de un Congreso Nacional que san­cio­nes el voto públi­co, hemos man­da­do abrir un gran regis­tro en que todos los Ciudadanos del Estado sufra­guen por sí mis­mos libre y espon­tá­nea­men­te por la nece­si­dad urgen­te de que el gobierno decla­re en el día la Independencia o por la dila­ción o nega­ti­va: y habien­do resul­ta­do que la uni­ver­sa­li­dad de los Ciudadanos está irre­vo­ca­ble­men­te deci­di­da por la afir­ma­ti­va de aque­lla pro­po­si­ción, hemos teni­do a bien en ejer­ci­cio del poder extra­or­di­na­rio con que para esta caso par­ti­cu­lar nos han auto­ri­za­do los Pueblos, decla­rar solem­ne­men­te a nom­bre de ellos en pre­sen­cia del Altísimo, y hacer saber a la gran con­fe­de­ra­ción del géne­ro humano que el terri­to­rio con­ti­nen­tal de Chile y sus Islas adya­cen­tes for­man de hecho y de dere­cho un Estado libre Independiente y Soberano, y que­dan para siem­pre sepa­ra­dos de la Monarquía de España, con ple­na apti­tud de adop­tar la for­ma de gobierno que más con­ven­ga a sus intere­ses. Y para que esta decla­ra­ción ten­ga toda la fuer­za y soli­dez que debe carac­te­ri­zar la pri­me­ra Acta de un Pueblo libre, la afian­za­mos con el honor, la vida, las for­tu­nas y todas las rela­cio­nes socia­les de los habi­tan­tes de este nue­vo Estado: com­pro­me­te­mos nues­tra pala­bra, la dig­ni­dad de nues­tro empleo, y el deco­ro de las armas de la PATRIA; y man­da­mos que con los libros del gran regis­tro se depo­si­te la Acta ori­gi­nal en el archi­vo de la Municipalidad de Santiago, y se cir­cu­le a todos los Pueblos, Ejércitos y Corporaciones para que inme­dia­ta­men­te se jure y que­de sella­da para siem­pre la eman­ci­pa­ción de Chile. Dada en el Palacio Directorial de Concepción a 1 de Enero de 1818, fir­ma­da de nues­tra mano, sig­na­da con el de la Nación y refren­da­da por nues­tros Ministros y Secretarios de Estado, en los Departamentos de Gobierno, Hacienda y Guerra”.

Bernardo O’Higgins

Miguel Zañartu, Hipolito de Villegas, José Ignacio Zenteno.”