¿Quién tiene miedo?

He ahí “el retorno del miedo”. El miedo no está en la población. El miedo está la cúpula del régimen. Y no hay policía, ni agentes encubiertos, ni montaje, ni criminalización, no haya nada que pueda detener a un pueblo unido que decida barrer con toda esta lacra inútil y caduca e imponer su propio orden.
La Estrella de la Segunda Independencia Nº51

Qué hay detrás del terror

Jóvenes, sin empleo esta­ble o cono­ci­do, sepa­ra­dos de su fami­lia, ais­la­dos de los veci­nos, de cos­tum­bres raras y, al pare­cer, segui­do­res de una doc­tri­na extra­ña e inin­te­li­gi­ble para la mayo­ría. Esa fue la des­crip­ción que ofre­cie­ron los medios de comu­ni­ca­ción de los sos­pe­cho­sos de haber fabri­ca­do unas bom­bas rudi­men­ta­rias que pre­ten­dían hacer esta­llar en el trans­por­te públi­co, pero que, por un curio­so azar, no pro­vo­ca­ron víc­ti­mas mor­ta­les en ese momento.

Ese escue­to resu­men no pro­vie­ne de un fis­cal chi­leno o de Carabineros, sino de las auto­ri­da­des ingle­sas tras los aten­ta­dos del 27 de junio de 2005 en varios buses de pasa­je­ros en Londres. Los enemi­gos del Estado y la socie­dad, en esa oca­sión, eran inmi­gran­tes de Eritrea, jóve­nes, cesan­tes…, en fin. Su ads­crip­ción al isla­mis­mo, se adu­jo, era recien­te. Por eso, segu­ra­men­te, nin­guno de sus cono­ci­dos se ima­gi­nó que podrían con­ver­tir­se en terro­ris­tas. Sus cono­ci­mien­tos de arti­fi­cie­ro los habían adqui­ri­dos “en unos foros en inter­net”, según la ver­sión ofi­cial. Posiblemente, por ese moti­vo sus bom­bas no fun­cio­na­ron y no hubo heri­dos ni muer­tos. De hecho, la úni­ca víc­ti­ma fue un joven, inmi­gran­te él tam­bién, pero de Brasil, de pro­fe­sión elec­tri­cis­ta, quien fue ase­si­na­do de cin­co dis­pa­ros en la cabe­za en un vagón del metro lon­di­nen­se por agen­tes de segu­ri­dad que nun­ca fue­ron iden­ti­fi­ca­dos. Posteriormente, se dijo que se tra­tó de “un error lamen­ta­ble” en medio de la con­fu­sión y el cli­ma de terror.

la política del miedo

Las seme­jan­zas con la actua­li­dad chi­le­na no son casua­li­dad. Se repi­te el mis­mo esque­ma. Grupos ape­nas orga­ni­za­dos y que usan los medios más rudi­men­ta­rios para fines oscu­ros e indis­cri­mi­na­dos, lle­van al Estado a incre­men­tar su pro­pia orga­ni­za­ción repre­si­va y a emplear los medios más sofis­ti­ca­dos para fines pre­ci­sos y… per­fec­ta­men­te dis­cri­mi­na­dos. La expan­sión de la poli­cía, la actua­ción aho­ra abier­ta y reco­no­ci­da de las Fuerzas Armadas en el orden interno, la dic­ta­ción de nue­vas leyes, y la crea­ción de nue­vas agen­cias y meca­nis­mos repre­si­vos, la nece­sa­ria “uni­dad nacio­nal” entre todos los par­ti­dos, de la UDI has­ta el PC, todo eso, se jus­ti­fi­ca con la debi­li­dad y dis­gre­ga­ción inhe­ren­tes a los nue­vos enemi­gos que son pre­sen­ta­dos así ante una ató­ni­ta socie­dad. Es la mis­ma infe­ren­cia que hizo Estados Unidos para expli­car sus inva­sio­nes a Afganistán e Irak, como res­pues­ta a los aten­ta­dos de 2001. Los cam­pa­men­tos de Al Qaeda en la fron­te­ra con afgano-pakistaní sir­vie­ron de jus­ti­fi­ca­ción para una gue­rra que, para todos los efec­tos prác­ti­cos, aún continúa.

La actual adap­ta­ción crio­lla de la “Guerra Global con­tra el Terrorismo” de Bush y Obama es, en todo caso, más redu­ci­da en esca­la y alcan­ce. Sus pro­mo­to­res loca­les argu­men­tan que los paí­ses desa­rro­lla­dos se han dota­do de “moder­nos” apa­ra­tos y legis­la­cio­nes anti­te­rro­ris­tas. Sí, pero lo “moderno” radi­ca no sólo en la limi­ta­ción de los dere­chos demo­crá­ti­cos, sino en la con­cep­ción de la gue­rra per­ma­nen­te sos­te­ni­da por poten­cias impe­ria­lis­tas en diver­sos pun­tos del glo­bo. Una gue­rra sin fin, sin lími­tes y… sin sen­ti­do, en que los alia­dos de un momen­to, como “los lucha­do­res por la liber­tad” en Siria, se con­vier­ten al cabo de pocos meses en los sal­va­jes yiha­dis­tas del Estado Islámico en Irak. ¿Acaso el gobierno chi­leno quie­re sumar­se a esa cru­za­da? Lo ha hecho al menos polí­ti­ca­men­te, a juz­gar por el dis­cur­so de la pre­si­den­ta Bachelet ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y por la posi­bi­li­dad de que Chile reci­ba a pri­sio­ne­ros de la cár­cel de Guantánamo, lo que sig­ni­fi­ca­ría una fla­gran­te y gro­se­ra vio­la­ción del dere­cho inter­na­cio­nal y de las leyes nacionales.

apa­ra­tos represivo

Siendo Chile un país domi­na­do, y no una poten­cia impe­ria­lis­ta, el mode­lo repre­si­vo a repli­car no pue­de ser el de Estados Unidos o el Reino Unido, sino uno enfo­ca­do al con­flic­to interno. De mane­ra osten­to­sa, per­so­ne­ros de gobierno rea­li­zan un via­je relám­pa­go a España, para inte­rio­ri­zar­se de la orga­ni­za­ción y los méto­dos (como si no los cono­cie­ran) de la CNI (sí, así se lla­ma) espa­ño­la y los demás apa­ra­tos repre­si­vos, des­ti­na­dos espe­cial­men­te a com­ba­tir la lucha arma­da del inde­pen­den­tis­mo vas­co bajo el mote del anti-terrorismo.

Al momen­to de asu­mir, el actual gobierno infor­mó, casi al pasar, que pre­ten­día crear un nue­vo sis­te­ma inte­li­gen­cia con “capa­ci­dad ope­ra­ti­va” y que pre­ten­día refor­mar la Ley Antiterrorista, inefi­caz para la repre­sión judi­cial, des­le­gi­ti­ma­da polí­ti­ca­men­te y des­au­to­ri­za­da jurí­di­ca­men­te por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Todo antes de los atentados.

el régimen tiene miedo

Nuevamente, ¿qué van a desig­nar enton­ces como “terro­ris­mo”? ¿Qué con­flic­to interno están vien­do para el futu­ro? La ver­dad es que lo úni­co que ven es su pro­pio mie­do. Muchos repa­ran en incohe­ren­cia de la liga­zón entre los recien­tes esta­lli­dos de impro­vi­sa­das bom­bas con la pre­pa­ra­da “res­pues­ta” del Estado. Algunos creen que se tra­ta de un mon­ta­je des­ti­na­do a crear mie­do, a des­viar la aten­ción de las luchas socia­les. Tienen razo­nes para ser sus­pi­ca­ces, pues hay ante­ce­den­tes. De hecho, el ex jefe de la anti­gua “Oficina” y actual dipu­tado, fue pro­ce­sa­do por la jus­ti­cia, pre­ci­sa­men­te, por una ope­ra­ción de ese tipo. Pero ¿des­viar la aten­ción? Por un momen­to, sí. Pero al cabo de un par de días, la evi­den­cia de la deca­den­cia de su régi­men polí­ti­co que­da expues­ta una y otra vez, con el car­tel del pollo (como lo anti­ci­pa­mos hace tres años en La Estrella N°30), y el car­tel de los par­ti­dos del régi­men, el caso Penta-FUT-UDI-etc., para nom­brar sólo dos ejemplos.

En ambos casos, se tra­ta de epi­so­dios que con­fir­man la irre­ver­si­ble cri­sis del régi­men. He ahí “el retorno del mie­do”. El mie­do no está en la pobla­ción. El mie­do está la cúpu­la del régi­men. El pre­si­den­te de los gre­mios empre­sa­ria­les denun­cia y humi­lla a sus “man­da­dos”, los polí­ti­cos del sis­te­ma: son “una ver­güen­za”, dice, son ellos los que des­fi­lan para pedir pla­ta y no los gru­pos eco­nó­mi­cos los que le ofre­cen. Y alguno de los alu­di­dos le res­pon­de, sen­ti­do, que “acla­re sus dichos” por­que, de lo con­tra­rio, “nos lle­ga a todos”.

En efec­to, a todos y sin excep­ción. Y no hay poli­cía, ni agen­tes encu­bier­tos, ni mon­ta­je, ni cri­mi­na­li­za­ción, no haya nada que pue­da dete­ner a un pue­blo uni­do que deci­da barrer con toda esta lacra inú­til y cadu­ca e impo­ner su pro­pio orden.

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