Unidad ¡adelante con el paro nacional!

¿Qué significa este movimiento? La definición última está en su acción y en sus métodos: ir de lo simple a lo complejo, la movilización, la unidad, la independencia de clase y, en este momento, la aplicación de la forma de la lucha más idónea: el paro nacional.
La Estrella de la Segunda Independencia Nº60

Los chi­le­nos se alis­tan para una nue­va jor­na­da de movi­li­za­cio­nes bajo la con­sig­na de “No más AFP”. La tra­yec­to­ria de esta ini­cia­ti­va es asom­bro­sa. Su con­vo­ca­to­ria ini­cial ape­nas con­ci­tó el res­pal­do de algu­nas pocas orga­ni­za­cio­nes y per­so­na­li­da­des. Pero en las calles fue corres­pon­di­da por millo­nes de trabajadores.

Se tra­ta de un movi­mien­to que se expre­sa a ple­na luz del día en todas las ciu­da­des de Chile. Sus plan­tea­mien­tos son cla­ros y defi­ni­dos con res­pec­to a lo quie­re y lo que rechaza.

Y sin embar­go, pare­cie­ra ser el mayor mis­te­rio del país.

un movimiento "muy misterioso"

Para com­pro­bar esta para­do­ja, bas­ta pre­gun­tar: ¿qué sig­ni­fi­ca este movi­mien­to? Quienes debe­rían con­si­de­rar con más cui­da­do este pro­ble­ma –la cla­se domi­nan­te, su régi­men polí­ti­co, y las pro­pias AFP- no han dado res­pues­ta algu­na. Es como si, des­pués del tem­blor de las mar­chas, pudie­ran ahu­yen­tar de sus men­tes la ima­gen de las mul­ti­tu­des movi­li­za­das como si fue­ra una espe­cie de mal pre­sa­gio, pasa­je­ro y vago. A la exi­gen­cia popu­lar de ter­mi­nar con el robo y eli­mi­nar las AFP, el gobierno res­pon­dió con un plan para ¡pro­te­ger­las! Pero no tie­ne fuer­za para impo­ner­lo. Pretende ganar tiem­po con una inter­mi­na­ble ron­da de con­sul­tas a los “acto­res invo­lu­cra­dos”, sin pla­zos ni fines.

¿Qué sig­ni­fi­ca este movi­mien­to? Las orga­ni­za­cio­nes polí­ti­cas que apo­yan la rei­vin­di­ca­ción tam­po­co dicen nada. Sus miem­bros y diri­gen­tes baten las cace­ro­las, se suman a las mar­chas y difun­den las con­vo­ca­to­rias. Pero tam­po­co tie­nen res­pues­ta. Lo que pri­ma es el rece­lo, la cau­te­la y la sus­pi­ca­cia. Recelo ante un movi­mien­to que “apa­re­ció de la nada” y no enca­ja en nin­gún esque­ma polí­ti­co y elec­to­ral; cau­te­la ante las mul­ti­tu­des que mues­tran des­con­fian­za y, a veces, hos­ti­li­dad con los par­ti­dos del régi­men y a los que quie­ren inte­grar­se a él, y sus­pi­ca­cia ante un recla­mo que no admi­te nego­cia­ción o tran­sac­ción alguna.

¿Qué sig­ni­fi­ca este movi­mien­to? Las orga­ni­za­cio­nes socia­les tam­po­co lo saben. Sindicatos, fede­ra­cio­nes estu­dian­ti­les, agru­pa­cio­nes de pobla­do­res se suman ‑con escep­ti­cis­mo o con entu­sias­mo y convicción‑, pero que­dan como dilui­dos en la gran masa.

La inca­pa­ci­dad de resol­ver este acer­ti­jo tie­ne con­se­cuen­cias. La orga­ni­za­ción que, por lógi­ca, debe­ría ser la más rele­van­te en esta mate­ria, la CUT, sim­ple­men­te se derrum­bó antes de que pudie­ra defi­nir su res­pues­ta. Y, en efec­to, como diría un filó­so­fo, no bas­ta con la lógi­ca for­mal: hay que emplear la dia­léc­ti­ca para actuar en los pro­ce­sos vivos de la sociedad.

Dicho de otro modo, para des­en­tra­ñar el mis­te­rio hay que hacer­se par­te de la lucha. Ya vimos su carac­te­ri­za­ción más impor­tan­te: es un movi­mien­to de masas, de gran­des mul­ti­tu­des que entran en acción y se vuel­ven pro­ta­go­nis­tas. En segun­do lugar, es un movi­mien­to cla­sis­ta, por su com­po­si­ción mayo­ri­ta­ria y el con­te­ni­do de sus deman­das. Tercero, es una mani­fes­ta­ción de la crea­ción de la uni­dad polí­ti­ca del pue­blo. Y por últi­mo, su carác­ter pre­ci­so que­da defi­ni­do por sus tareas con­cre­tas e inme­dia­tas: la movi­li­za­ción y el paro nacional.

la fuerza de las masas

Los com­pa­ñe­ros que duran­te años han lle­va­do un acti­vis­mo incan­sa­ble para denun­ciar los abu­sos del sis­te­ma de AFP tie­nen muchos méri­tos, pero hay uno que no les corres­pon­de: el de haber pues­to en movi­mien­to a millo­nes de per­so­nas. Es esa masa la que los esco­gió a ellos como voce­ros, con­vo­can­tes…, digá­mos­lo dere­cha­men­te: como líde­res, pero a su medi­da y de acuer­do a sus nece­si­da­des. Esos com­pa­ñe­ros, algu­nos expe­ri­men­ta­dos, otros biso­ños, tie­nen un sólo man­da­to: no nego­ciar, no ven­der el movi­mien­to y no esca­mo­tear­le el papel prin­ci­pal a la masa. Y así, en gene­ral, se ha pro­ce­di­do. No es difí­cil dar­se cuen­ta que cual­quier paso en fal­so sig­ni­fi­ca­ría la revo­ca­ción auto­má­ti­ca de ese mandato.

La acti­va­ción de las masas que que­da refle­ja­da en el movi­mien­to “No más AFP” es el resul­ta­do de un tra­ba­jo­so y len­to pro­ce­so de recom­po­si­ción de la fuer­za de la cla­se tra­ba­ja­do­ra y de la capa­ci­dad de lucha del pue­blo. Con fre­cuen­cia se escu­cha que aho­ra “la ciu­da­da­nía ha des­per­ta­do”. Eso es lo que dice un pen­sa­mien­to adic­to a los mis­te­rios inex­pli­ca­bles. La ver­dad es que la acción actual de las masas se debe a infi­ni­tos com­ba­tes ais­la­dos y per­sis­ten­tes de déca­das, y que se han pro­fun­di­za­do en los últi­mos años, en el levan­ta­mien­to de Magallanes, en el movi­mien­to popu­lar por la edu­ca­ción y, hace poco, en la déci­ma región.

ofensiva de la clase trabajadora

En tan­to, el carác­ter cla­sis­ta y masi­vo del movi­mien­to se des­pren­de del carác­ter de la deman­da que se levan­ta: ter­mi­nar con el saqueo a los asa­la­ria­dos en favor de los capi­ta­lis­tas, por medio del recor­te for­zo­so de los suel­dos para los tra­ba­ja­do­res acti­vos, y en las jubi­la­cio­nes recor­ta­das, para los reti­ra­dos. Así, por lo demás, lo dice la lógi­ca. Pero no olvi­de­mos la dia­léc­ti­ca. La fuer­za de los tra­ba­ja­do­res siem­pre se expre­sa en la lucha de cla­ses, en un enfren­ta­mien­to con un adver­sa­rio con­cre­to en una situa­ción con­cre­ta. Y esa situa­ción es la de la cri­sis gene­ral del capi­tal que ha lle­va al debi­li­ta­mien­to de los regí­me­nes polí­ti­cos bur­gue­ses en el mun­do y tam­bién en Chile. La cri­sis se exte­rio­ri­za en la inca­pa­ci­dad de la cla­se domi­nan­te de con­ser­var la direc­ción sobre la socie­dad. La acti­vi­dad ofen­si­va de la cla­se tra­ba­ja­do­ra nece­sa­ria­men­te tien­de a cen­trar­se en torno a ese pro­ble­ma, más allá de las deman­das espe­cí­fi­cas que se levan­ten en cada momento.

unidad del pueblo

Por ello, el actual movi­mien­to en con­tra de la AFP es tam­bién un momen­to cru­cial en la cons­truc­ción de la uni­dad polí­ti­ca del con­jun­to del pue­blo en torno a la cla­se tra­ba­ja­do­ra. La rei­vin­di­ca­ción par­ti­cu­lar, al abar­car a la mayor par­te de la pobla­ción, con­tie­ne implí­ci­ta­men­te, todas las demás deman­das popu­la­res, salud, vivien­da, tra­ba­jo, edu­ca­ción, etc. Hacer explí­ci­ta esa rela­ción, sin embar­go, es una tarea pro­pia­men­te polí­ti­ca, pero polí­ti­ca de ver­dad: crear una pla­ta­for­ma común, crear una uni­dad autén­ti­ca bajo la con­duc­ción de los tra­ba­ja­do­res en con­tra de este sis­te­ma. En este terreno, ya se ha dado el pri­mer paso. El movi­mien­to ha ayu­da­do a esta­ble­cer una cla­ra deli­mi­ta­ción polí­ti­ca: las deman­das popu­la­res, por un lado, y la inca­pa­ci­dad de un régi­men corrup­to y ago­ta­do, por el otro. Nadie pue­de ya evi­tar tomar una posición.

adelante con el paro nacional

Entonces, ¿qué sig­ni­fi­ca este movi­mien­to? La defi­ni­ción últi­ma está en su acción y en sus méto­dos: ir de lo sim­ple a lo com­ple­jo, la movi­li­za­ción, la uni­dad, la inde­pen­den­cia de cla­se y, en este momen­to, la apli­ca­ción de la for­ma de la lucha más idó­nea: el paro nacional.

He ahí el sig­ni­fi­ca­do. Eso es lo que cuen­ta. La ini­cia­ti­va “No más AFP” podría decaer, sus líde­res podrían trai­cio­nar, podría impo­ner­se la con­fu­sión o el can­san­cio. Todo eso es posi­ble. Pero no tie­ne la más míni­ma impor­tan­cia. El camino está abier­to y ya nos echa­mos a andar.

Baja este número de "La Estrella de la Segunda Independencia" en formato pdf. Imprime y difúndelo.