julio 15, 2008

Sólo los pueblos pueden vencer

Queda demos­tra­do, una vez más, que la lucha revo­lu­cio­na­ria es, sobre todas las cosas, un come­ti­do moral. Si no se entien­de eso, se cami­na hacia el fra­ca­so. El revo­lu­cio­na­rio debe esco­ger siem­pre el bien del pue­blo, debe deci­dir­se siem­pre por los hom­bres y muje­res de la patria, siem­pre por la hones­ti­dad, siem­pre por la cla­ri­dad, siem­pre por la jus­ti­cia. Este dile­ma moral del revo­lu­cio­na­rio está pre­sen­te en todo momen­to. ¿O no cono­ce­mos tam­bién por aquí a los que cri­ti­can por la espal­da, a los que recha­zan la modes­tia, a los que no creen en el pue­blo, a los que bus­can el poder? Son esas des­via­cio­nes son las que abren la bre­cha al enemi­go, cuyas armas pre­di­lec­tas son dine­ro, el mie­do, la ame­na­za, las dádivas.