agosto 27, 2011

Una lección de lucha popular

El paro nacio­nal dio amplias mues­tras de con­cien­cia. En pri­mer lugar dejó esta­ble­ci­da la pre­pon­de­ran­cia de la uni­dad como motor de la lucha, que que­da repre­sen­ta­da, no en alian­zas cir­cuns­tan­cia­les, sino en cómo el pro­pio pue­blo selec­cio­nó sus deman­das más urgen­tes y prio­ri­ta­rias, impu­so sus méto­dos y sus for­mas, cómo acu­dió a su expe­rien­cia, cómo prue­ba sus fuer­zas actua­les, cómo pro­yec­ta su poder futu­ro. Lo hace en su terri­to­rio, en las pobla­cio­nes, don­de se mani­fies­ta la unión mate­rial de jóve­nes y vie­jos, de tra­ba­ja­do­res de todos los ofi­cios y ocu­pa­cio­nes, de hom­bres y muje­res, de padres e hijos.