febrero 12, 2012

Un mundo nuevo que nace

Hoy arden las calles en Atenas y en las prin­ci­pa­les ciu­da­des de Grecia. Las lla­mas son ati­za­das por un pue­blo que ya ha deja­do de lado las anti­guas pro­me­sas y los nue­vos enga­ños. El fin de la ilu­sio­nes lle­va al hom­bre a enfren­tar su reali­dad. Lo lle­va a reco­no­cer que solo no pue­de resol­ver sus pro­ble­mas, sino que debe hacer­lo como cla­se, como pue­blo, como huma­ni­dad. Ahora esta­mos en la épo­ca de la “macro­po­lí­ti­ca”. Los pue­blos se enfren­tan, no a sus des­di­chas par­ti­cu­la­res, sino a la cri­sis de un sis­te­ma mun­dial. No hay otra alter­na­ti­va. No habrá líde­res bené­vo­los, ni pla­nes fan­tás­ti­cos, ni gran­des o peque­ñas refor­mas que mejo­ren nues­tra situa­ción. Ese mun­do de las ilu­sio­nes vanas agoniza.
En el nue­vo mun­do que nace, sólo vale nues­tro esfuer­zo. Y una orien­ta­ción cla­ra y fun­da­men­tal: el poder.