febrero 19, 2012

Lo que falta... y lo que sobra

Muchos creen que el des­per­tar de Aysén es una expre­sión de los pro­ble­mas espe­cí­fi­cos de la región. Que es una rebe­lión en con­tra de las caren­cias cau­sa­das por la geo­gra­fía, y que son agra­va­das por la desidia del Estado. Pero es al revés. Se tra­ta de un movi­mien­to que deman­da la satis­fac­ción de las nece­si­da­des más acu­cian­tes de los chi­le­nos. Las con­di­cio­nes de ais­la­mien­to, de aban­dono, sola­men­te ampli­fi­can la urgen­cia de las rei­vin­di­ca­cio­nes. Trabajo, edu­ca­ción, salud, vivien­da, jus­ti­cia, y el dere­cho de deci­dir: son exi­gen­cias comu­nes a todas las ciu­da­des y pue­blos de Chile.
Lo que vemos no es un con­flic­to en una pro­vin­cia igno­ta. Lo que vemos en Aysén es lucha de clases.