Este 29 de marzo se cumplen 35 años desde el asesinato de los hermanos Eduardo y Rafael Vergara Toledo en manos de las fuerzas represivas de la dictadura. Eran jóvenes comunes y, a la vez, de los mejores. Eran parte de una inmensa masa y, a la vez, nuestros hermanos, nuestros hijos.
Su recuerdo se hizo una costumbre. No hubo noche del 29 de marzo desde entonces en que no se invocara su ejemplo. Y hoy, cuando se encuentra a la orden del día aquello por lo cual Rafael y Eduardo lucharon, cientos de jóvenes, a lo largo de la patria, levantarán en sus propias poblaciones, trayendo al combate su memoria.
El enemigo está definido: los grandes grupos empresariales, los políticos y funcionarios del régimen, el gobierno, los parlamentarios de toda laya, los jueces que avalan la injusticia y los abusos, los altos mandos de las fuerzas armadas y de la policía y todos los responsables de los crímenes cometidos. Frente a ellos, formados como un poder imbatible, de nuevo cuño, el pueblo y sus combatientes, los legítimos herederos de los hermanos Vergara Toledo; cada mujer, cada trabajador, cada joven que se levanta para dar cara resueltamente a la gran necesidad, a la principal tarea de nuestra época: hacer la revolución.
Hoy, el gesto de los hermanos Vergara Toledo ha dejado de ser excepcional: se ha vuelto universal. Hoy, su valentía, generosidad y sentido de justicia se repite diáfano en cada uno de los hombres y mujeres que luchan por conquistar todas y cada una de las demandas del pueblo ha hecho suyas. Hoy, su ejemplo se ha multiplicado.
Por educación, salud, vivienda, por fin a las AFP, por sueldos dignos, por el fin a la corrupción, por el castigo a los asesinos del pueblo, por la salud, por la defensa de la vida ante la crisis sanitaria… y, finalmente, por la dignidad: cada joven, cada mujer, cada trabajador se yergue como un nuevo combatiente, como un Rafael, un Eduardo, un Pablo, una Araceli, en cada población y en cada territorio.
Hoy, de pie y en formación, en cada esquina de la patria decimos: todos somos combatientes, y nuestra tarea es hacer la revolución, construir ese horizonte de dignidad por el que tantos dieron ya la vida.
¡¡ADELANTE, CON TODO EL PUEBLO, A VENCER!!