Estrella de la Segunda Independencia

40 años: ¡Vivan los trabajadores!

el gobierno de la Unidad Popular fue sim­ple­men­te un momen­to de una lucha que vie­ne de antes, que ha cono­ci­do muchos “gol­pes”, la agre­sión arma­da, san­grien­ta, des­pia­da­da de un enemi­go que nun­ca ha tre­pi­da­do en nada. Un gol­pe pue­de derro­car un gobierno, pero no pue­de dete­ner esa lucha. Para aque­llos que siem­pre bus­can ganar algo, lo que sea, cual­quier derro­ta es siem­pre defi­ni­ti­va e irre­ver­si­ble. Para la cla­se tra­ba­ja­do­ra, que nece­si­ta ganar todo, los reve­ses, aun los más duros, son temporales. 

Patria o muerte

Fue enton­ces cuan­do, a un mar de dis­tan­cia, se erguía aquel prin­ci­pio del Che, de ser capa­ces “de sen­tir en lo más hon­do cual­quier injus­ti­cia come­ti­da con­tra cual­quie­ra en cual­quier par­te del mun­do”; se levan­ta­ba el espí­ri­tu que cobró vida el día 26 de julio de 1953, con el asal­to a los cuar­te­les Céspedes y Moncada de Santiago de Cuba. Fidel resu­mió el dile­ma que se vivía de esta mane­ra: “aquel pro­ble­ma había que resol­ver­lo y, sen­ci­lla­men­te, prohi­bir­le a Sudáfrica las inva­sio­nes. Hay que reu­nir las fuer­zas y los medios nece­sa­rios para impe­dír­se­lo. Nosotros no tenía­mos todos los medios, pero esa era nues­tra concepción.”

El camino del poder popular

Hubo opi­nio­nes encon­tra­das, ban­dos opues­tos y prin­ci­pios de ene­mis­ta­des que algún día debían ser a muer­te […] Discutióse la cues­tión con gran aca­lo­ra­mien­to, si se quie­re, pero

Trabajadores: A luchar por las demandas de Chile

Primero de Mayo Preguntamos: ¿quién va solu­cio­nar los pro­ble­mas de los tra­ba­ja­do­res? Las deu­das, los suel­dos, el trans­por­te, la salud, la edu­ca­ción de sus hijos,

Ahí va un hombre de América

Hugo Chávez ayu­dó encen­der, en un momen­to de gran­des retro­ce­sos, una luz para el avan­ce de los pue­blos, la posi­bi­li­dad de nues­tra segun­da inde­pen­den­cia, del poder popu­lar y del socia­lis­mo. Su par­ti­da no deten­drá esta mar­cha que ya es irre­ver­si­ble y que pron­to ter­mi­na­rá con los opre­so­res en nues­tra continente.

Por qué luchamos

La sali­da a esta cri­sis debe venir de quie­nes hoy están exclui­dos del poder, pese a que son la inmen­sa mayo­ría de la pobla­ción; debe nacer de quie­nes hoy no saben cuál será el futu­ro de sus hijos, pese que son los que pro­du­cen las enor­mes rique­zas del país; debe pro­ve­nir de quie­nes hoy no son escu­cha­dos y res­pe­ta­dos, pese a que son los que siguen dia­ria­men­te una con­duc­ta de hon­ra­dez, tra­ba­jo y soli­da­ri­dad. Este hecho deter­mi­na que el cam­bio nece­sa­rio debe ser de carác­ter revo­lu­cio­na­rio. Eso sig­ni­fi­ca que las trans­for­ma­cio­nes deben ser en bene­fi­cio de todos, y no de una mino­ría; que el pro­ta­go­nis­ta del cam­bio debe ser todo el pue­blo, y no unos pocos, que debe rea­li­zar­se con sen­ti­do de res­pon­sa­bi­li­dad, y no por ambi­cio­nes particulares.

Llamado a la unidad

Son ellos, no noso­tros, los que asu­men una posi­ción nega­ti­va. Son ellos los que no cum­plen sus pro­me­sas; son ellos los que no quie­ren que ten­ga­mos opor­tu­ni­da­des; por­que son ellos los que subas­tan el país al mejor pos­tor. Por eso deci­mos: por­que ellos no creen en la demo­cra­cia, yo me abs­ten­go; por­que ellos lucran, yo no voto. Porque creo en la uni­dad, yo no les doy voto.
Por Chile, yo me abstengo.

¿Qué elegir?

Hay que hacer una elec­ción. Hay que deci­dir­se por las luchas que hoy está dan­do el pue­blo y no por los meca­nis­mos que levan­tan sus adver­sa­rios para divi­dir, con­fun­dir y ganar tiem­po. Hay que optar: vali­dar, en la hora nona, al régi­men, o abs­te­ner­se acti­va­men­te, levan­tan­do las ban­de­ras, las deman­das, de hoy: por la nacio­na­li­za­ción de las rique­zas nacio­na­les y las ramas de la eco­no­mía estra­té­gi­cas; por la edu­ca­ción gra­tui­ta; por suel­dos dig­nos; por la salud; por la vivien­da; por los dere­chos del pue­blo mapu­che; por la dig­ni­dad; por la segun­da inde­pen­den­cia; por cam­biar­lo todo.

1º de Mayo: la hora de los trabajadores

Ellos ya no pue­den seguir como antes. Y es la hora que decla­re­mos que noso­tros no que­re­mos seguir como has­ta aho­ra. Para los tra­ba­ja­do­res, para esta con­di­ción uni­ver­sal, moral, huma­na, viva y crea­do­ra, lle­ga el momen­to de actuar.
La uni­dad debe plas­mar­se en un amplio movi­mien­to que abar­que a todo el pue­blo y que refle­je la ini­cia­ti­va his­tó­ri­ca que hoy le com­pe­te a la cla­se tra­ba­ja­do­ra. Y que plan­tee una opción de de los tra­ba­ja­do­res para con­du­cir el país.