Estrella de la Segunda Independencia

Sólo los pueblos pueden vencer

Queda demos­tra­do, una vez más, que la lucha revo­lu­cio­na­ria es, sobre todas las cosas, un come­ti­do moral. Si no se entien­de eso, se cami­na hacia el fra­ca­so. El revo­lu­cio­na­rio debe esco­ger siem­pre el bien del pue­blo, debe deci­dir­se siem­pre por los hom­bres y muje­res de la patria, siem­pre por la hones­ti­dad, siem­pre por la cla­ri­dad, siem­pre por la jus­ti­cia. Este dile­ma moral del revo­lu­cio­na­rio está pre­sen­te en todo momen­to. ¿O no cono­ce­mos tam­bién por aquí a los que cri­ti­can por la espal­da, a los que recha­zan la modes­tia, a los que no creen en el pue­blo, a los que bus­can el poder? Son esas des­via­cio­nes son las que abren la bre­cha al enemi­go, cuyas armas pre­di­lec­tas son dine­ro, el mie­do, la ame­na­za, las dádivas.

Héroes

Cada socie­dad crea sus ído­los a su medi­da y nece­si­dad. Y en cada socie­dad divi­di­da en cla­ses, el patrón del heroís­mo lo impo­ne la cla­se domi­nan­te, bus­can­do el ejem­plo más extre­mo de su pro­pia cons­ti­tu­ción inter­na. ¡Pobres! No se han dado cuen­ta que están condenados.
No saben que a los héroes hay que bus­car­los en las ave­ni­das, calles y en los pasa­jes de nues­tros barrios. Son los que tra­ba­jan todos los días por hacer más gran­de al país: en una en una cons­truc­ción, en una sala de cla­ses, en una pos­ta, en una vere­da, en las casas. Aquellos que, de la nada, hacen que los suel­dos alcan­cen has­ta el final del mes, que aguan­tan apre­tu­ja­dos en las micros, que saben que son explo­ta­dos en sus tra­ba­jos, que dan soli­da­ria­men­te lo que no debie­ran, que saben que el futu­ro son los niños y los protegen.

Manifestación de estudiantes

Un poderoso impulso a la conciencia y a la unidad

La lucha de los secundarios
Las movi­li­za­cio­nes actua­les no son una repe­ti­ción ni una con­ti­nua­ción del 2006. Son una expre­sión mar­ca­da de esta nue­va eta­pa de luchas popu­la­res, que incor­po­ran aque­llos prin­ci­pios de uni­dad, orien­ta­ción ofen­si­va, deman­das cada vez más avan­za­das, el reem­pla­zo de for­mas de orga­ni­za­ción anti­cua­das por méto­dos de acción