El pueblo debe comenzar de nuevo
La lucha de 2001 en Argentina terminó por pulverizar el sistema de partidos políticos y debilitar todas sus estructuras en el campo social. El pueblo puede hoy formar su propia opción, en la medida en que afirme su independencia de clase. Se ha perdido tiempo valioso pero, a la vez, se ha ganado experiencia. Todos han usado su oportunidad para mostrar su verdadera faz ante la sociedad: los radicales, los justicialistas, la izquierda, los partidos provinciales, los burócratas sindicales, los piquetruchos y, ahora último, los representantes “del campo”. Los conocemos bien. No hay confusión posible. La falsa opción, levantada en semanas pasadas, entre el gobierno “nacional y popular” y la “oligarquía”, se ha derrumbado. Se debe desconfiar de los partidos políticos del régimen; sólo el pueblo puede construir su propio camino.