Levantamiento popular en Grecia
Europa observa asombrada la demostración de voluntad y fuerza del pueblo griego. Las principales ciudades del país son teatro de poderosas movilizaciones. Prácticamente la totalidad de los colegios están tomados por los estudiantes. Diariamente las principales ciudades del país son sacudidas por manifestaciones y marchas. Una huelga nacional de 24 horas paralizó por completo el país. Comisarías y piquetes policiales son el blanco de la ira popular. Jóvenes ocupan estaciones de radio y televisión –y la propia Acrópolis- en respuesta a la manipulación y las mentiras oficiales. Los trabajadores inmigrantes, objeto cotidiano de la represión de la policía y grupos fascistas, se suman a las luchas. Se está formando un movimiento cada vez más grande, cada vez más radical en sus demandas.
los orígenes de la lucha
Los motivos contingentes del movimiento de lucha están en el asesinato en manos de la policía de un escolar de 15 años, Alexis Grigoropoulos. El repudio al acto criminal rápidamente se extendió por los barrios de Atenas y las principales ciudades, hasta convertirse en una ola que crece sin pausa.
Las fuerzas políticas del régimen observan atónitas como, en sucesivas descargas de energía popular, son empujadas al borde del abismo. Indistintamente, la prensa habla de un una explosión de irracionalidad juvenil, desatada por elementos anarquistas; de un legítimo movimiento pacífico que es desvirtuado por violentistas callejeros; y finalmente, pondera la tesis de un “levantamiento social” en contra del régimen.
Los orígenes del movimiento tienen raíces más profundas. El pueblo griego es portador de orgullosas tradiciones revolucionarias. Sin ir más lejos ‑a la lucha por la independencia del Imperio Otomano-: sólo en el siglo XX, Grecia ha sido el escenario de enormes combates. De la resistencia en contra de la invasión nazi nació un poderoso movimiento revolucionario, cuya victoria sólo pudo ser detenida mediante una prolongada guerra civil y la más vergonzosa traición.
En la década de los setenta, una rebelión nacida principalmente de los estudiantes en el barrio ateniense de Exarchia, el mismo donde fue asesinado el joven Alexis y que hoy es el epicentro de la revuelta, abrió el camino al derrocamiento de la llamada Junta de los Coroneles, sostenida por Estados Unidos.
una lucha del pueblo
El diciembre helénico es fruto del creciente proceso de organización y lucha en los barrios, del fortalecimiento de la tendencia de oposición de los trabajadores a la burocracia sindical. Es producto del hastío de la población con la delincuencia y el narcotráfico, con la corrupción gubernamental aliada a las mafias.
Las movilizaciones no son simplemente protestas estudiantiles. Los anarquistas, nombrados como instigadores o protagonistas, son una expresión mínima de un movimiento que crece en amplitud y tamaño.
Estos hechos, y no las consabidas fábulas de una “juventud sin destino”, son los que causan pánico entre los integrantes del régimen político local. Desde la derecha, con el partido gobernante Néa Dimokratía, hasta la izquierda, con el Partido Comunista, pasando por los socialdemócratas del PASOK, todos temen.
una nueva época
Pero no sólo en Grecia cunde miedo entre los dominadores. En los salones de París y Berlín, en Londres, Madrid y Estocolmo, el ejemplo griego es el anuncio de un nuevo ciclo de combates en medio un período de crisis mundial. En los centros de poder se identifica a Grecia como “el eslabón más débil” de la cadena de la Unión Europea. Los jefes imperialistas recurren a ese término de Lenin, pues tienen una noción más clara del significado de la situación. El nuevo ciclo de luchas populares es, en efecto, como nunca antes en la historia, un proceso mundial. El propio imperialismo ha generado las condiciones que llevarán a su entierro. Pero esta perspectiva revolucionaria exige un pensamiento ofensivo, con sentido estratégico, que abra paso a lo nuevo.
luchas pioneras
Los exponentes más preclaros del siglo XX, comprendieron en los albores del ascenso imperialista un terrible dilema: “socialismo o barbarie”. En la época de decadencia del sistema mundial de explotación, su barbarie enfrentará una resistencia más dura, más cohesionada, más consciente, más decidida, en todo el planeta.
Que sientan miedo, pues, los dueños, los corruptos y ladrones.
Las batallas en las calles de Atenas, Salónica y Patras son luchas pioneras. Las rebeliones populares de nuestra América, renacen, se reproducen, en la periferia europea. Acción directa del pueblo, unidad, independencia de clase, intransigencia en los objetivos. El significado de las jornadas griegas no tardará en revelarse. Son los primeros signos de un espíritu que exclama: “¡abran paso, soy todo nuevo, todo futuro!”