mayo 15, 2009

Mineros

La salida revolucionaria

Esta nue­va épo­ca his­tó­ri­ca comien­za con gran­des con­vul­sio­nes polí­ti­cas y socia­les. Tanto en las nacio­nes depen­dien­tes como en los cen­tros impe­ria­lis­tas, la cla­se domi­nan­te ve como sus acos­tum­bra­dos regí­me­nes polí­ti­cos se demues­tran insu­fi­cien­tes para diri­gir o con­tro­lar las ele­men­ta­les fuer­zas sus­ci­ta­das por la deca­den­cia de su sis­te­ma. Sin excep­ción, los gober­nan­tes dicen des­cu­brir las bon­da­des de un Estado fuer­te, cuya inter­ven­ción pudie­ra tra­zar un camino para supe­rar los peli­gros de la cri­sis. Sin embar­go, estas decla­ma­cio­nes sólo indi­can cuán­to se han debi­li­ta­do sus pro­pios recur­sos políticos.