“Trabajador, profesional, estudiante, mujer, jubilado: te señalamos tu compromiso con Chile y su destino, que es nuestro destino y el de nuestros hijos. Concurramos a expresar nuestro pensamiento y nuestras inquietudes junto a nuestros vecinos, familiares y juntos haremos posible que Chile vuelva a ser lo que fue. Este sábado 25 de febrero, todo Magallanes y en especial el barrio 18 de Septiembre le dirá sí a Chile, no al hambre, la cesantía, el soplonaje, el individualismo y tantas otras lacras que nos han llegado. Desde las 18 horas concurre al salón de actos de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima en el barrio 18 de Septiembre. El sábado 3 de marzo Playa Norte se pondrá de pie junto a Magallanes desde las 18 horas en el salón de la Parroquia Cristo Redentor. La historia la escriben los pueblos con sus actos.”
puntarenazo
Esta convocatoria fue hecha no en nuestros días, sino en el año 1984. El Comando Multigremial llamaba así a la realización de cabildos en las poblaciones de Punta Arenas. Ese movimiento tendría una expresión poderosa en Plaza de Armas de la ciudad, el domingo 26 de febrero de 1984. Ese día se realizó un desfile dedicado a Augusto Pinochet, quien efectuaba una visita a Punta Arenas. Las autoridades locales habían ordenado a los militares y soldados conscriptos a asistir, de franco, a la ceremonia. Así, creían, “harían número” y agradarían a su jefe. El pueblo de Punta Arenas había decidido otra cosa. Decidieron enfrentarse, por primera vez, directamente y personalmente con el tirano. Centenares de personas gritaron su repudio e indignación con gritos de “¡Asesino, asesino!” y cantos de “y va a caer… y va a caer…”. Alguien, entre la multitud, le lanzó un conejo muerto, manchando el uniforme de Pinochet.
Los manifestantes debieron enfrentarse a la reacción de la soldadesca. Un grupo se refugió en la Catedral de los ataques de los enfurecidos subordinados del general.
Esta gesta no se enseña en las clases de historia en el colegio, pese a que está a la altura de muchas recordadas batallas de nuestro devenir patrio. Es una expresión de unidad y dignidad.
la unidad en acción
Y Magallanes nuevamente es escenario de la lucha popular.
¿Cuál es la importancia de las movilizaciones en contra del alza del gas decretada por gobierno?
Lo primero es que, una vez más, queda probada la eficacia de la unidad. Esto parece ser evidente si se considera la amplitud de las organizaciones y entidades convocantes. Sin embargo, la base de la unidad no radica en eso. Es el impulso irrefrenable a la acción, a organizarse, a pelear, que se manifiesta en las poblaciones de la ciudad, lo que da origen a la unidad como un factor determinante en estas movilizaciones. Las adhesiones de dirigentes, autoridades y políticos, son, en el mejor de los casos, simplemente eso: adhesiones. Pero la verdad es que, en la mayoría de los casos, se trata de intentos de encauzar y limitar la lucha para el beneficio de sectores minoritarios.
Sin embargo, el motivo inmediato de las protestas en Punta Arenas dificulta ese propósito. Las alzas de gas implican no sólo un ataque directo a la subsistencia del pueblo, sino que entrañan uno de los efectos de la campaña, apenas encubierta, de destrucción y privatización de ENAP, el centro de la economía regional y empresa estratégica del país.
La importancia de las movilizaciones en el extremo austral de nuestra patria radica en que muestra cómo se puede dar el paso de la confluencia de las diversas luchas ‑en contra de los despidos en ENAP, en contra de las alzas en las tarifas de los servicios básicos, en contra de las alzas en el costo de la vida, en contra del centralismo, en contra de los ataques a la educación pública, en contra de los monopolios del transporte público, en contra de la postergación cultural y social- hacia un movimiento amplio de unidad de carácter social y político. El ejemplo de Punta Arenas ilustra cómo ello ocurre a través de la acción directa y no de fórmulas políticas interesadas. Por eso, la solidaridad, en todo Chile, con nuestros hermanos magallánicos es de vital importancia. Y, especialmente, debemos asimilar este ejemplo de lucha, pues indica un camino que ya se divisa con claridad.
enfermedad terminal
Se ha planteado que estas alzas y la consiguiente resistencia serían, simplemente, una expresión de la contradicción entre el centralismo y el regionalismo. Si eso es verdad, también los santiaguinos serían víctimas de un centralismo desenfrenado; también ellos deben soportar en sus vidas diarias las consecuencias de decisiones adoptadas por gente que desconoce su realidad y sus necesidades, y que actúa en provecho propio, en desmedro de las posibilidades de desarrollo basadas en la aplicación racional del esfuerzo y la creación de los trabajadores. El centralismo no es una enfermedad que pueda ser curada con reformas, es un síntoma típico del capitalismo.
Lo que ocurre en Punta Arenas es también una característica de este sistema, pero –más preciso- es un síntoma de la enfermedad del régimen. Un ministro estima que “la fiesta” en Magallanes debe terminar, otro explica que “un presidente sabio” debe, a veces, tomar “decisiones impopulares”.
Ingenuos. No ven que ellos mismos están acelerando e impulsando la constitución de un gran movimiento del pueblo que les notificará que, en efecto, su fiesta, la de los capitalistas y de los políticos que están a su servicio, debe terminar.
Magallanes nuevamente muestra el camino, el camino de unidad y dignidad.