¿Qué elegir?

Hay que hacer una elección. Hay que decidirse por las luchas que hoy está dando el pueblo y no por los mecanismos que levantan sus adversarios para dividir, confundir y ganar tiempo. Hay que optar: validar, en la hora nona, al régimen, o abstenerse activamente, levantando las banderas, las demandas, de hoy: por la nacionalización de las riquezas nacionales y las ramas de la economía estratégicas; por la educación gratuita; por sueldos dignos; por la salud; por la vivienda; por los derechos del pueblo mapuche; por la dignidad; por la segunda independencia; por cambiarlo todo.
La Estrella de la Segunda Independencia Nº35

Votar por el régimen caduco u optar por las demandas populares

Se ha cerra­do la ins­crip­ción de las lis­tas para las elec­cio­nes muni­ci­pa­les de octu­bre pró­xi­mo. No hay mayo­res nove­da­des. Bueno, en reali­dad, sí. Es impo­si­ble no adver­tir el rami­lle­te de bel­da­des que, en otro tiem­po, ador­na­rían los calen­da­rios de las vul­ca­ni­za­cio­nes y que aho­ra enga­la­na­rán la pro­pa­gan­da elec­to­ral en las calles y ave­ni­das. Tampoco pode­mos negar que en las lis­tas de con­ce­ja­les ‑un car­go irre­le­van­te des­de cual­quier pun­to de vista- se ven más diri­gen­tes socia­les y veci­nos cono­ci­dos que en oca­sio­nes ante­rio­res. Y, final­men­te, es cier­to que se pre­sen­ta­rán más opcio­nes en la bole­ta elec­to­ral. La Concertación, al igual que en los comi­cios ante­rio­res, ten­drá no una, sino dos lis­tas, para ele­gir lo mis­mo, pero inclu­yen­do, esta vez, al Partido Comunista. También se pos­tu­lan agru­pa­cio­nes más peque­ñas, como el PRI, o par­ti­dos extra­par­la­men­ta­rios de diver­sas tendencias.

opciones

Entonces, ¿sí hay nove­da­des? Las fuer­zas polí­ti­cas que com­pe­ti­rán en la con­tien­da, efec­ti­va­men­te, inten­tan remar­car sus dife­ren­cias. La Derecha defien­de el actual sis­te­ma. La Concertación tam­bién lo defien­de, pero sos­tie­ne que éste debe­ría ser diri­gi­do por ella.

Sin embar­go, otros plan­tean mati­ces: deben rea­li­zar­se algu­nas modi­fi­ca­cio­nes, algu­nas mejo­ras. Hay pos­tu­ras que se cen­tran en la crí­ti­ca a deter­mi­na­dos aspec­tos del orden actual, por ejem­plo, las tra­bas que les impi­den ingre­sar al par­la­men­to o com­pe­tir con los par­ti­dos más gran­des. Están pre­sen­tes quie­nes pro­po­nen una asam­blea cons­ti­tu­yen­te que ela­bo­re una nue­va ley básica.

Lo curio­so es que, al final, todos lle­gan a la mis­ma con­clu­sión: la úni­ca for­ma de rea­li­zar cam­bios, es hacer­lo den­tro del actual sis­te­ma. Si ellos tie­nen razón, el asun­to es fácil. Deberemos con­te­ner nues­tra ansie­dad duran­te unos bre­ves tres meses, ir a depo­si­tar nues­tro voto por la opción que más nos aco­mo­de y, a con­ti­nua­ción, podre­mos vol­ver a nues­tras casas y espe­rar ‑de pre­fe­ren­cia sentados- que los nue­vos repre­sen­tan­tes resuel­van los pro­ble­mas que debe­mos enfren­tar diariamente.

soluciones

¿Sí? ¿Se impon­drá la edu­ca­ción gra­tui­ta y de cali­dad para todos? ¿Se aumen­ta­rá el sala­rio míni­mo de acuer­do a una canas­ta fami­liar real? ¿Subirán los suel­dos en la mis­ma medi­da en que cre­cen las ganan­cias de los empre­sa­rios, se ajus­ta­rán a la posi­bi­li­da­des de una vida deco­ro­sa para nues­tras fami­lias? ¿El pro­ble­ma de la vivien­da, de las deu­das hipo­te­ca­rias usu­re­ras, se resol­ve­rá? ¿La salud deja­rá de ser un pri­vi­le­gio? ¿Se ter­mi­na­rá con el saqueo que rea­li­zan los con­sor­cios trans­na­cio­na­les en nues­tro país? ¿La corrup­ción y la inde­cen­cia de los gober­nan­tes, deja­rán de ser una nor­ma y serán dura­men­te san­cio­na­das? ¿Se aca­ba­rán la per­se­cu­ción a los mapu­ches, los ata­ques arte­ros a muje­res y niños? Las nece­si­da­des de las regio­nes, de Aysén, del Norte Grande, de Magallanes, de Arauco, serán con­si­de­ra­das ¿no es cier­to? ¿No?

No. La res­pues­ta, lo sabe­mos, es nega­ti­va. La con­clu­sión que ofre­cen los par­ti­dos polí­ti­cos es la erra­da, y no lo es la con­vic­ción que alber­ga nues­tro pue­blo sobre la nece­si­dad de un cam­bio real en nues­tra patria.

crisis

Los polí­ti­cos, es cla­ro, ven en este pro­ce­so elec­to­ral que se ini­cia la tabla de sal­va­ción para su régi­men mori­bun­do. Esperan que los sufra­gios en las urnas mági­ca­men­te insu­flen nue­va vida a su agó­ni­co sis­te­ma. Esperan que el ejer­ci­cio demo­crá­ti­co y cívi­co de votar supere lo que ellos lla­man “la cri­sis de repre­sen­ta­ción”. Pero aquí no hay una cri­sis de repre­sen­ta­ción. Hay una cri­sis del régi­men polí­ti­co entero.

nuestra elección

Es lo que no entien­den quie­nes se plan­tean como crí­ti­cos del sis­te­ma, quie­nes ale­gan sim­pa­tía con las deman­das popu­la­res. Ellos dicen: “noso­tros podre­mos ‘repre­sen­tar’ vues­tros recla­mos”. Pero enton­ces, ¿por qué se alían a los par­ti­dos de los empre­sa­rios? ¿A favor de qué intere­ses están? ¿Por qué piden que ‘el pue­blo man­de’ y se subor­di­nan a los que quie­ren seguir dis­po­nien­do sobre él? ¿Cuál es su pro­gra­ma? ¿O sólo son bue­nas inten­cio­nes? Es decir ¿es sim­ple inge­nui­dad o un engaño?

La pre­gun­ta de fon­do es la siguien­te: ¿por qué acu­dir al auxi­lio de un sis­te­ma en ban­ca­rro­ta, en vez de pre­pa­rar­se por dar­le el gol­pe de gra­cia? ¿Por qué pri­vi­le­giar una apa­rien­cia de poder para algu­nos “repre­sen­tan­tes”, en vez de cons­truir el poder del pue­blo? Y hoy, con­cre­ta­men­te, ¿por qué quie­ren sumar­se a quie­nes quie­ren hacer pagar a los tra­ba­ja­do­res por sus cri­sis, en vez de cobrar­le la cuen­ta a los cau­san­tes de tan­ta miseria?

Es nece­sa­rio, enton­ces, revi­sar aque­llas con­clu­sio­nes erra­das, intere­sa­das, y ver la situa­ción del país y del mun­do con más rea­lis­mo, des­de el pun­to de vis­ta de los tra­ba­ja­do­res y no de las ilu­sio­nes, de las fal­sas esperanzas.

De hecho, hay que hacer una elec­ción. Hay que deci­dir­se por las luchas que hoy está dan­do el pue­blo y no por los meca­nis­mos que levan­tan sus adver­sa­rios para divi­dir, con­fun­dir y ganar tiem­po. Hay que optar: vali­dar, en la hora nona, al régi­men, o abs­te­ner­se acti­va­men­te, levan­tan­do las ban­de­ras, las deman­das, de hoy: por la nacio­na­li­za­ción de las rique­zas nacio­na­les y las ramas de la eco­no­mía estra­té­gi­cas; por la edu­ca­ción gra­tui­ta; por suel­dos dig­nos; por la salud; por la vivien­da; por los dere­chos del pue­blo mapu­che; por la dig­ni­dad; por la segun­da inde­pen­den­cia; por cam­biar­lo todo.

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