Llamado a la unidad

Son ellos, no nosotros, los que asumen una posición negativa. Son ellos los que no cumplen sus promesas; son ellos los que no quieren que tengamos oportunidades; porque son ellos los que subastan el país al mejor postor. Por eso decimos: porque ellos no creen en la democracia, yo me abstengo; porque ellos lucran, yo no voto. Porque creo en la unidad, yo no les doy voto. Por Chile, yo me abstengo.
La Estrella de la Segunda Independencia Nº36

Por Chile, yo me abstengo

Ni que se hubie­sen pues­to de acuer­do. Basta abrir las pági­nas de opi­nión de la pren­sa, escu­char a polí­ti­cos y comen­ta­ris­tas de todas las ten­den­cias, y vemos un mis­mo men­sa­je: “aquí no pasa nada”. Los movi­mien­tos socia­les: “¡No exis­ten!; ¡son mani­pu­la­dos por la ultra­iz­quier­da, y van a su segu­ro decli­ve!” Las mar­chas: “¡No son nada en com­pa­ra­ción a la can­ti­dad de gen­te que va al mall!; ¡esas sí que son movi­li­za­cio­nes!” El recha­zo a las ins­ti­tu­cio­nes del Estado: “¡Es nor­mal, siem­pre ha sido así!”

las luchas de hoy

Es lla­ma­ti­vo este empe­ño de con­ver­tir en nor­mal lo que es extra­or­di­na­rio. Desde la lucha en con­tra de la dic­ta­du­ra y, aca­so, des­de antes del gol­pe, no ha habi­do movi­li­za­cio­nes más masi­vas como las que hemos vis­to en los últi­mos dos años.
Desde hace muchas déca­das, el movi­mien­to de los tra­ba­ja­do­res no había vis­to este gra­do de ten­sión inter­na, de bús­que­da de un camino nue­vo de orga­ni­za­ción y de uni­dad, ati­za­do por las luchas libra­das por los sub­con­tra­ta­dos del cobre, los fores­ta­les, del sal­món, los por­tua­rios; y una infi­ni­dad de bata­llas indi­vi­dua­les: en Agrosuper, de los pes­ca­do­res, de los pro­fe­so­res, inclu­so de los gen­dar­mes, y tan­tas más. Desde la tran­si­ción, no se ha vis­to tal mul­ti­pli­ca­ción de la pelea de los pobla­do­res por sus deman­das, como las movi­li­za­cio­nes en Freirina, Dichato, o la Aurora de Chile en Concepción, por nom­brar sólo algu­nos ejem­plos. Y no olvi­de­mos las luchas del pue­blo mapu­che y su ofren­da de már­ti­res, que hoy –a dife­ren­cia de lo que ocu­rría antes– ya no des­pier­tan indi­fe­ren­cia. El des­per­tar tan con­tun­den­te del pue­blo en las regio­nes más apar­ta­das, como en Magallanes y Aysén, desa­fía cual­quier pre­ce­den­te his­tó­ri­co. Y, de hecho, nun­ca antes ha habi­do movi­li­za­cio­nes de los estu­dian­tes, uni­ver­si­ta­rios y secun­da­rios, más masi­vas y radi­ca­les como las de hoy.

régimen político

Los diri­gen­tes polí­ti­cos se nie­gan a tomar nota de todo esto. Insisten en actuar de la mane­ra acos­tum­bra­da, la que adqui­rie­ron cuan­do se esta­ble­ció el actual régi­men polí­ti­co, hace más de 20 años. Siguen esco­gien­do entre ellos a los “repre­sen­tan­tes popu­la­res” en los muni­ci­pios y el par­la­men­to, siguen apro­ban­do leyes al gus­to de los empre­sa­rios, siguen tra­tan­do de coop­tar al movi­mien­to social, siguen con la mani­pu­la­ción a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción. Y siguen tocan­do la mis­ma melo­día de siem­pre: “hay que fre­nar a la dere­cha”, “súma­te al cam­bio”; tocan un par de acor­des de “equi­dad” o de “jus­ti­cia”, y ento­nan el coro común, “empleo, cre­ci­mien­to, segu­ri­dad”. Para los oídos más refi­na­dos, hay tam­bién unas notas: “gobierno de nue­vo tipo”, “refor­mas”, “asam­blea constituyente”.

No se dan cuen­ta que, en todos estos años de repe­tir lo mis­mo, han deja­do ver su ver­da­de­ra faz, han deja­do al des­cu­bier­to sus men­ti­ras, su inep­ti­tud, su medio­cri­dad. Dejan en evi­den­cia su des­dén por la demo­cra­cia, por la patria; su afán de lucro indis­cri­mi­na­do; sus trai­cio­nes, gran­des y peque­ñas; y su natu­ra­le­za inco­rre­gi­ble­men­te subor­di­na­da a los explo­ta­do­res. Es la cara inmun­da que, qui­zás, muchos no que­rían ver. Muchos que­rían evi­tar la mira­da, pues su ver­da­de­ro aspec­to com­pe­le a actuar, a reemplazarlos.

nuestra elección

Y hoy, tene­mos que ele­gir. ¿Seguimos con­ser­van­do este régi­men, ava­la­mos a los repre­sen­tan­tes de los explo­ta­do­res con nues­tra inac­ción o ini­cia­mos un camino pro­pio como pue­blo para diri­gir nues­tro destino?

Cualquier per­so­na hones­ta no se con­fun­de ante esta opción. Pero ello sig­ni­fi­ca crear una con­di­ción indis­pen­sa­ble, la uni­dad. La uni­dad de los tra­ba­ja­do­res, la uni­dad de todo el pueblo.

La uni­dad no nace de un acuer­do de cúpu­las o de invo­ca­cio­nes sin con­se­cuen­cia, “por­que sue­na bien”. Es el resul­ta­do de muchas luchas, de peque­ños pasos que hay que dar para for­ta­le­cer nues­tras orga­ni­za­cio­nes, para lle­var ade­lan­te las deman­das popu­la­res. Y exi­ge con­fron­tar al régi­men polí­ti­co con sus pro­me­sas vacías, con su podredumbre.

un llamado a la unidad

Por eso, noso­tros hemos hecho un lla­ma­do a abs­te­ner­se en las pró­xi­mas elec­cio­nes muni­ci­pa­les, a unir­se a las ini­cia­ti­vas que han ini­cia­do diver­sas orga­ni­za­cio­nes socia­les que repre­sen­tan las luchas actua­les. Llamamos, jus­ta­men­te, a sumar­se esas luchas en con­tra­po­si­ción a quie­nes quie­ren des­viar­las en pro­ve­cho propio.

Hay quie­nes argu­men­tan que abs­te­ner­se, no votar, va en con­tra de un deber cívi­co. Pero enton­ces ¿por qué los mis­mos que hoy piden ser vali­da­dos con el sufra­gio ciu­da­dano abo­lie­ron la obli­ga­to­rie­dad del voto? ¿Si ellos crea­ron la posi­bi­li­dad legal de abs­te­ner­se, al esta­ble­cer el voto volun­ta­rio, por qué se que­jan hoy? Abstenerse acti­va­men­te es, de hecho, el cum­pli­mien­to del deber cívi­co de tomar posi­ción: en con­tra del régi­men cadu­co, en con­tra de los men­ti­ro­sos, en con­tra de quie­nes nie­gan los dere­chos del pueblo.

Otros dicen que quie­nes no votan pier­den su dere­cho a cri­ti­car “des­pués”. ¿Seguro? ¿El ejer­ci­cio cons­cien­te de la deci­sión polí­ti­ca de negar el apo­yo a los corrup­tos e incom­pe­ten­tes, a los explo­ta­do­res y men­ti­ro­sos, extin­gue la facul­tad de la crí­ti­ca? Vean, seño­res, noso­tros no nos que­ja­mos “des­pués”: cri­ti­ca­mos y pro­po­ne­mos un camino “antes”. Abstenerse acti­va­men­te es un acto polí­ti­co por excelencia.

Algunos pro­po­nen que es mejor anu­lar, en vez de abs­te­ner­se. Es una idea media rebus­ca­da, a decir ver­dad. ¿Por qué ir a par­ti­ci­par del mis­mo pro­ce­so que se pre­ten­de recha­zar? Es más direc­to y cla­ro no votar.

También se dice que la abs­ten­ción bene­fi­cia­ría a la dere­cha. Pero ese argu­men­to no está plan­tea­do con hones­ti­dad. ¿Por qué no dicen la ver­dad? ¿Por qué no dicen abier­ta­men­te que quie­ren que demos nues­tro voto a la otra ofer­ta elec­to­ral, la de la Concertación?

¿Será por­que no tie­nen argu­men­tos para demos­trar sus dife­ren­cias reales con la dere­cha? La ver­dad que ellos mis­mos han arras­tra­do por el lodo los tér­mi­nos de izquier­da y dere­cha, has­ta hacer­los irre­co­no­ci­bles. Hoy la opción está plan­tea­da entre el régi­men polí­ti­co cadu­co y las luchas del pue­blo por su unidad.

Otros se preo­cu­pan de que la abs­ten­ción pue­da dañar a la demo­cra­cia. Pero ¿cómo un pro­nun­cia­mien­to a favor de las deman­das popu­la­res podría per­ju­di­car­la? ¿No es la demo­cra­cia, de cual­quier tipo, una mani­fes­ta­ción de la sobe­ra­nía del pue­blo, y no la de los gobernantes?

por chile, yo me abstengo

Finalmente, se afir­ma que abs­te­ner­se es ir en con­tra de quie­nes sí acu­den a los comi­cios, y sig­ni­fi­ca ata­car a la idea mis­ma de las elec­cio­nes. Es al revés. El lla­ma­do a no votar es una con­vo­ca­to­ria al pue­blo a unir­se a favor de nues­tras deman­das y en con­tra de los polí­ti­cos del sis­te­ma. Y noso­tros no tene­mos nada en con­tra de las elec­cio­nes. Al con­tra­rio, exi­gi­mos nues­tro dere­cho con­cre­to a ele­gir: la edu­ca­ción gra­tui­ta, salud de cali­dad para todos, tra­ba­jo, suel­dos dig­nos, el res­pe­to a nues­tras orga­ni­za­cio­nes, una jus­ti­cia ver­da­de­ra, defen­sa de los intere­ses y rique­zas nacio­na­les, y el dere­cho de deci­dir nues­tro destino.

Son ellos, no noso­tros, los que asu­men una posi­ción nega­ti­va. Son ellos los que no cum­plen sus pro­me­sas; son ellos los que no quie­ren que ten­ga­mos opor­tu­ni­da­des; por­que son ellos los que subas­tan el país al mejor pos­tor. Por eso deci­mos: por­que ellos no creen en la demo­cra­cia, yo me abs­ten­go; por­que ellos lucran, yo no voto. Porque creo en la uni­dad, yo no les doy voto.

Por Chile, yo me abstengo.

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