Hugo Rafael Chávez Frías 1954-2013
La muerte de Hugo Chávez significa la pérdida de una personalidad importante de nuestra América. Fue un hombre identificado con la forma de ser de nuestros pueblos, en su optimismo, en su actividad permanente, en su generosidad y su dedicación.
hijo del caracazo
Chávez, proveniente de una familia humilde, asumió pronto un papel del líder. Volcó sus inquietudes sobre Venezuela y América, su veneración del legado del Libertador Simón Bolívar, pero, sobre todo, su preocupación por el pueblo al que pertenecía, en su trabajo como militar.
La lección del Caracazo, aquel levantamiento heroico, ahogado en sangre, en 1989, en los mismos días en que en otras latitudes caían los muros y se imponía el reglamento de la codicia y del imperio, lo llevó a organizarse para la acción. Sumó a otros combatientes en el ejército y trazó contactos con organizaciones populares. La conspiración buscaba barrer con los traidores, corruptos y vendepatrias que mancillaban el suelo venezolano; el régimen caduco de los democratacristianos del Copei y los socialdemócratas de Acción Democrática que departían frívolos sobre el hambre y la miseria del pueblo.
El alzamiento militar del 23 de abril de 1992 fracasó. Las fuerzas rebeldes quedaron aisladas; no ocurrió la insurrección popular que se había esperado. Chávez ordenó replegarse, “por ahora”.
Luego, desde la cárcel, inició un camino de construcción política, basado en las ideas de americanistas de Bolívar y en defensa de los intereses del pueblo y de la nación ultrajada.
En medio de la bancarrota total del régimen político, Chávez es elegido presidente de Venezuela, con un programa de reformas democráticas y sociales elementales. Parte de ellas se plasmaron en una nueva constitución. Pero aun esos pasos limitados excedían lo que podía tolerar el imperialismo y la burguesía local.
la exigencia popular
En 2002, un golpe digitado por el imperialismo y las excrecencias oligárquicas locales, apoyado por numerosos gobiernos “democráticos”, como el de Chile, lo expulsa del poder y lleva a un nuevo cautiverio. Sin embargo, la lucha de un pueblo que había comenzado a crear su propio protagonismo, frustró los planes de los traidores.
La exigencia inherente a esa poderosa respuesta popular empujó a Chávez a buscar un camino que respondiera a la necesidad de transformaciones más profundas. Se inició así una compleja relación entre un nuevo régimen que se apoyaba en las masas populares, pero que no había roto con la clase burguesa.
Chávez se mantuvo dentro de los límites del nacionalismo burgués; en ese sentido, no fue un revolucionario. Pero hizo mucho más que otros que se arrogan ese título. Siguió con honradez un sinuoso camino de avances y concesiones. Propendió a crear mecanismos que fortalecieron la posición relativa de la clase trabajadora, como la reorganización de las fuerzas armadas, medidas que favorecieron la independencia económica, la creación de las milicias, las misiones sociales, etc.
un legado de dignidad
Los resultados de estas decisiones están aún en disputa. Lo que no se puede discutir, es que Chávez fue un hombre que asumió la representación de su pueblo, de los habitantes de las parroquias, de los trabajadores, de los indígenas, de los jóvenes, de las mujeres, de los niños, de los soldados, de los educadores y artistas, de los siempre negados, de los tradicionalmente sojuzgados, en el reclamo por su dignidad.
A través de Chávez, la dignidad de aquel bravo pueblo, la dignidad americana, se hizo presente nuevamente en el mundo. Impulsó la solidaridad en el continente y contribuyó a frenar los designios del imperio en nuestras tierras.
Por ello, se granjeó el odio de los poderosos, quienes se regocijan, como los buitres que son, de su desaparición física.
Pero se ganó el respeto de millones que lo reconocieron como uno de nosotros, como un hombre del pueblo, un patriota.
Hugo Chávez ayudó encender, en un momento de grandes retrocesos, una luz para el avance de los pueblos, la posibilidad de nuestra segunda independencia, del poder popular y del socialismo.
Su partida no detendrá esta marcha que ya es irreversible y que pronto terminará con los opresores en nuestra continente.
Hay hombres que no mueren, pues los pueblos toman su lugar y prosiguen el camino. Y lo llevarán hasta el final.