¡Que se vayan todos!
La línea divisoria ya está trazada, es una marca de desprecio moral. Por un lado, un régimen podrido y desvencijado, por el otro, los trabajadores, un pueblo entero. Un pueblo que debe hoy prepararse para asumir las riendas del país. Pues la crisis del régimen admite una sola solución: ¡Que se vayan! ¡Que se vayan todos!