Los chilenos se alistan para una nueva jornada de movilizaciones bajo la consigna de “No más AFP”. La trayectoria de esta iniciativa es asombrosa. Su convocatoria inicial apenas concitó el respaldo de algunas pocas organizaciones y personalidades. Pero en las calles fue correspondida por millones de trabajadores.
Se trata de un movimiento que se expresa a plena luz del día en todas las ciudades de Chile. Sus planteamientos son claros y definidos con respecto a lo quiere y lo que rechaza.
Y sin embargo, pareciera ser el mayor misterio del país.
un movimiento "muy misterioso"
Para comprobar esta paradoja, basta preguntar: ¿qué significa este movimiento? Quienes deberían considerar con más cuidado este problema –la clase dominante, su régimen político, y las propias AFP- no han dado respuesta alguna. Es como si, después del temblor de las marchas, pudieran ahuyentar de sus mentes la imagen de las multitudes movilizadas como si fuera una especie de mal presagio, pasajero y vago. A la exigencia popular de terminar con el robo y eliminar las AFP, el gobierno respondió con un plan para ¡protegerlas! Pero no tiene fuerza para imponerlo. Pretende ganar tiempo con una interminable ronda de consultas a los “actores involucrados”, sin plazos ni fines.
¿Qué significa este movimiento? Las organizaciones políticas que apoyan la reivindicación tampoco dicen nada. Sus miembros y dirigentes baten las cacerolas, se suman a las marchas y difunden las convocatorias. Pero tampoco tienen respuesta. Lo que prima es el recelo, la cautela y la suspicacia. Recelo ante un movimiento que “apareció de la nada” y no encaja en ningún esquema político y electoral; cautela ante las multitudes que muestran desconfianza y, a veces, hostilidad con los partidos del régimen y a los que quieren integrarse a él, y suspicacia ante un reclamo que no admite negociación o transacción alguna.
¿Qué significa este movimiento? Las organizaciones sociales tampoco lo saben. Sindicatos, federaciones estudiantiles, agrupaciones de pobladores se suman ‑con escepticismo o con entusiasmo y convicción‑, pero quedan como diluidos en la gran masa.
La incapacidad de resolver este acertijo tiene consecuencias. La organización que, por lógica, debería ser la más relevante en esta materia, la CUT, simplemente se derrumbó antes de que pudiera definir su respuesta. Y, en efecto, como diría un filósofo, no basta con la lógica formal: hay que emplear la dialéctica para actuar en los procesos vivos de la sociedad.
Dicho de otro modo, para desentrañar el misterio hay que hacerse parte de la lucha. Ya vimos su caracterización más importante: es un movimiento de masas, de grandes multitudes que entran en acción y se vuelven protagonistas. En segundo lugar, es un movimiento clasista, por su composición mayoritaria y el contenido de sus demandas. Tercero, es una manifestación de la creación de la unidad política del pueblo. Y por último, su carácter preciso queda definido por sus tareas concretas e inmediatas: la movilización y el paro nacional.
la fuerza de las masas
Los compañeros que durante años han llevado un activismo incansable para denunciar los abusos del sistema de AFP tienen muchos méritos, pero hay uno que no les corresponde: el de haber puesto en movimiento a millones de personas. Es esa masa la que los escogió a ellos como voceros, convocantes…, digámoslo derechamente: como líderes, pero a su medida y de acuerdo a sus necesidades. Esos compañeros, algunos experimentados, otros bisoños, tienen un sólo mandato: no negociar, no vender el movimiento y no escamotearle el papel principal a la masa. Y así, en general, se ha procedido. No es difícil darse cuenta que cualquier paso en falso significaría la revocación automática de ese mandato.
La activación de las masas que queda reflejada en el movimiento “No más AFP” es el resultado de un trabajoso y lento proceso de recomposición de la fuerza de la clase trabajadora y de la capacidad de lucha del pueblo. Con frecuencia se escucha que ahora “la ciudadanía ha despertado”. Eso es lo que dice un pensamiento adicto a los misterios inexplicables. La verdad es que la acción actual de las masas se debe a infinitos combates aislados y persistentes de décadas, y que se han profundizado en los últimos años, en el levantamiento de Magallanes, en el movimiento popular por la educación y, hace poco, en la décima región.
ofensiva de la clase trabajadora
En tanto, el carácter clasista y masivo del movimiento se desprende del carácter de la demanda que se levanta: terminar con el saqueo a los asalariados en favor de los capitalistas, por medio del recorte forzoso de los sueldos para los trabajadores activos, y en las jubilaciones recortadas, para los retirados. Así, por lo demás, lo dice la lógica. Pero no olvidemos la dialéctica. La fuerza de los trabajadores siempre se expresa en la lucha de clases, en un enfrentamiento con un adversario concreto en una situación concreta. Y esa situación es la de la crisis general del capital que ha lleva al debilitamiento de los regímenes políticos burgueses en el mundo y también en Chile. La crisis se exterioriza en la incapacidad de la clase dominante de conservar la dirección sobre la sociedad. La actividad ofensiva de la clase trabajadora necesariamente tiende a centrarse en torno a ese problema, más allá de las demandas específicas que se levanten en cada momento.
unidad del pueblo
Por ello, el actual movimiento en contra de la AFP es también un momento crucial en la construcción de la unidad política del conjunto del pueblo en torno a la clase trabajadora. La reivindicación particular, al abarcar a la mayor parte de la población, contiene implícitamente, todas las demás demandas populares, salud, vivienda, trabajo, educación, etc. Hacer explícita esa relación, sin embargo, es una tarea propiamente política, pero política de verdad: crear una plataforma común, crear una unidad auténtica bajo la conducción de los trabajadores en contra de este sistema. En este terreno, ya se ha dado el primer paso. El movimiento ha ayudado a establecer una clara delimitación política: las demandas populares, por un lado, y la incapacidad de un régimen corrupto y agotado, por el otro. Nadie puede ya evitar tomar una posición.
adelante con el paro nacional
Entonces, ¿qué significa este movimiento? La definición última está en su acción y en sus métodos: ir de lo simple a lo complejo, la movilización, la unidad, la independencia de clase y, en este momento, la aplicación de la forma de la lucha más idónea: el paro nacional.
He ahí el significado. Eso es lo que cuenta. La iniciativa “No más AFP” podría decaer, sus líderes podrían traicionar, podría imponerse la confusión o el cansancio. Todo eso es posible. Pero no tiene la más mínima importancia. El camino está abierto y ya nos echamos a andar.