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¡A sumar las demandas! ¡a unirnos! Es la hora del pueblo

Las actua­les luchas han abier­to un camino que ya no podrá des­an­dar­se. No es que fal­ten quie­nes quie­ran inten­tar des­viar, enga­ñar y fre­nar. Pero la ten­den­cia ya está mar­ca­da. En todas par­tes, se mul­ti­pli­ca la uni­fi­ca­ción de las luchas que antes se libra­ban de mane­ra sepa­ra­da, ais­la­da y local. Es la con­jun­ción de las deman­das por la edu­ca­ción, por la vivien­da, salud, tra­ba­jo, es el momen­to del recla­mo de la dig­ni­dad. Es la con­se­cuen­cia lógi­ca de la expe­rien­cia que esta­mos rea­li­zan­do los chi­le­nos. Esa poten­cia recién comien­za a des­ple­gar­se y, no obs­tan­te, demues­tra su fuerza.
La úni­ca mane­ra de cons­truir la uni­dad es con tra­ba­jo. Organizando en la pobla­ción, crean­do sin­di­ca­tos, enfren­tán­do­se a los pode­ro­sos, for­man­do la con­cien­cia, edu­cán­do­nos, for­ta­le­cién­do­nos. Todos los días. Sin des­can­so. Son miles y miles que se han echa­do a andar. No será posi­ble mani­pu­lar o ins­tru­men­ta­li­zar ese impulso.

La Polar: símbolo del robo a los trabajadores

No hay que con­fun­dir­se. No se tra­ta de un gru­po de delin­cuen­tes “de cue­llo y cor­ba­ta”. Es el capi­tal en su con­jun­to el que debe actuar bajo el lema de “lle­gar y lle­var”, for­za­do por la pers­pec­ti­va de su derrum­be. Necesitan sal­var­se, como sea. Son los ellos los que plan­tean la lucha de cla­ses como un enfren­ta­mien­to de vida o muer­te. Para con­ser­var su poder, para poder seguir ganan­do, extien­den la explo­ta­ción y el robo de la pro­duc­ción al con­su­mo, del tra­ba­jo a la edu­ca­ción, de la fábri­ca a la edu­ca­ción, de las ofi­ci­nas y tien­das a la salud, de los suel­dos míse­ros a las deu­das usu­re­ras. Amenazan todos los ámbi­tos de la vida social, ame­na­zan la exis­ten­cia de toda la población.

Por una nueva educación ¡a cambiarlo todo!

Los estu­dian­tes vuel­ven a tomar la ini­cia­ti­va. Mientras los gober­nan­tes vaca­cio­nan y se encie­rran en sus dispu­tas, los niños y jóve­nes asu­men la tarea patrió­ti­ca de cues­tio­nar el rum­bo que toma nues­tro país. Desde hace tiem­po, se va ges­tan­do en el pue­blo la crea­ción de una nue­va polí­ti­ca, la for­ma­ción de nue­vos líde­res, la con­cep­ción de nue­vos obje­ti­vos nacio­na­les. La lucha de los estu­dian­tes, por su inme­dia­tez e incon­di­cio­na­li­dad, sig­ni­fi­ca un fuer­te impul­so en ese proceso.

¡Ninguna decisión sin nosotros!

TODOS A LA MARCHA CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DE LA RUTA 160
Declaración pública:
Ninguna nego­cia­ción que aten­te con­tra la dig­ni­dad de los pobladores
Ninguna deci­sión sin nosotros
No más mentiras

¡Nunca más solos!

Lucha en defensa de la vida

Miles y miles de chi­le­nos expre­san su repu­dio a Hidroaysén, en las calles de Coyhaique, de Puerto Montt, Temuco, Concepción, Valparaíso, Santiago o Iquique, tan lejos de los ríos y fior­dos. Rechazan la irra­cio­na­li­dad del capi­tal, se opo­nen a la des­truc­ción físi­ca de nues­tra patria, resis­ten a la inca­pa­ci­dad de los gober­nan­tes y plan­tean un espí­ri­tu nue­vo, orien­ta­do al futu­ro, a las gene­ra­cio­nes veni­de­ras. Porque no se tra­ta del ambien­ta­lis­mo cul­ti­va­do por peque­ños gru­pos. Cuando la defen­sa de la natu­ra­le­za se con­vier­te en una cau­sa nacio­nal, hay algo más en jue­go que una crí­ti­ca sim­ple­men­te idea­lis­ta a la des­truc­ción de la con­di­cio­nes de vida en la tie­rra. La inmen­sa mayo­ría de los chi­le­nos no cono­ce la Patagonia, ni tie­ne expec­ta­ti­vas reales de visi­tar­la. No se tra­ta sólo de defen­der un pai­sa­je, sino un prin­ci­pio, el de la dig­ni­dad; de la dig­ni­dad de diri­gir nues­tro des­tino, la dig­ni­dad de los que nos segui­rán cuan­do ya no estemos.