Estrella de la Segunda Independencia

La hora de la lucha de clases

Para quie­nes siem­pre han deten­ta­do el poder, todo sigue igual. Quien diri­ge el país, es uno de ellos. El recuen­to de este año polí­ti­co es, enton­ces, sim­ple, si con­si­de­ra­mos nada más que a la cla­se domi­nan­te. Habrá quie­nes quie­ren dar relie­ve a finas dis­tin­cio­nes o quie­nes quie­ren bus­car la pro­ver­bial quin­ta extre­mi­dad de los feli­nos. Pero esos obser­va­do­res no deben olvi­dar que el balan­ce impor­tan­te es otro. Se olvi­dan de quien hoy está comen­zan­do a asu­mir su papel de pro­ta­go­nis­ta principal.
En otras pala­bras, lo intere­san­te de este últi­mo año, no son ellos. Somos nosotros. 

Un año de gobierno... un año menos de capitalismo

Para quie­nes siem­pre han deten­ta­do el poder, todo sigue igual. Quien diri­ge el país, es uno de ellos. El recuen­to de este año polí­ti­co es, enton­ces, sim­ple, si con­si­de­ra­mos nada más que a la cla­se domi­nan­te. Habrá quie­nes quie­ren dar relie­ve a finas dis­tin­cio­nes o quie­nes quie­ren bus­car la pro­ver­bial quin­ta extre­mi­dad de los feli­nos. Pero esos obser­va­do­res no deben olvi­dar que el balan­ce impor­tan­te es otro. Se olvi­dan de quien hoy está comen­zan­do a asu­mir su papel de pro­ta­go­nis­ta principal.
En otras pala­bras, lo intere­san­te de este últi­mo año, no son ellos. Somos nosotros. 

Terremoto en Chile

La tie­rra sigue tem­blan­do. Para quie­nes sufrie­ron el terre­mo­to del 27 de febre­ro de 2010, las répli­cas ya son casi cos­tum­bre. La vida tie­ne que seguir, como sea. Con la inquie­tud, con las preo­cu­pa­cio­nes, con los pro­ble­mas, pero tie­ne que seguir ade­lan­te. Hoy, este espí­ri­tu de nues­tro pue­blo con­tras­ta con la acti­tud de nues­tros gober­nan­tes y de los pode­res eco­nó­mi­cos que los sos­tie­nen. Éstos no pare­cen hallar terreno fir­me en nin­gún lado.
En las horas pos­te­rio­res a la catás­tro­fe, el Estado pare­ció ser el más gol­pea­do por sis­mo. Los meca­nis­mos que debían dar pro­tec­ción a la pobla­ción fue­ron des­aten­di­dos, los res­pon­sa­bles de diri­gir la ayu­da inme­dia­ta a los afec­ta­dos olvi­da­ron su deber.

Puntarenazo

Puntarenazo

Trabajador, pro­fe­sio­nal, estu­dian­te, mujer, jubi­la­do: te seña­la­mos tu com­pro­mi­so con Chile y su des­tino, que es nues­tro des­tino y el de nues­tros hijos. Concurramos a expre­sar nues­tro pensamiento

Es la hora

Francia mos­tró nue­va­men­te su espí­ri­tu com­ba­ti­vo. Las tra­di­cio­nes his­tó­ri­cas de mayo del ‘68, de la Liberación de 1944, de las ges­tas obre­ras de la década

El problema ¿mapuche?

Una sola lucha Hoy se habla del “pro­ble­ma mapu­che” como si fue­ra un espec­tácu­lo más. Todos opi­nan, todos quie­ren ser par­te del coro. Por encima

Todo el poder a los trabajadores

La res­pues­ta depen­de sólo de noso­tros. A dife­ren­cia de épo­cas pasa­das, en que nues­tros ances­tros se levan­ta­ron a ‘con­quis­tar el cie­lo por asal­to’, y se estre­lla­ron en con­tra de un enemi­go aún pode­ro­so, para vol­ver a levan­tar­se y reto­mar la lucha, hoy somos noso­tros los pode­ro­sos. Pero depen­de de nosotros.
Depende de noso­tros que asu­ma­mos nues­tra res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca de ter­mi­nar con este sis­te­ma que nos opri­me. Depende de noso­tros de supe­rar el mie­do de derri­bar a quie­nes tie­nen el poder. Depende de noso­tros de ini­ciar el enfren­ta­mien­to inmi­nen­te y final con­tra los opre­so­res, con­tra los que domi­nan todo. Depende de noso­tros y sólo de noso­tros, hacer la revolución.

Olla común en Hualpén

Nada frenará la revolución

La fal­ta de agua y de ali­men­tos, la preo­cu­pa­ción por la super­vi­ven­cia de la fami­lia, lle­vó a nues­tra gen­te, en esas horas de angus­tia, a recrear lo cono­ci­do. Los líde­res autén­ti­cos, hones­tos, sali­dos del pue­blo, vol­vie­ron a tomar su lugar, las pobla­cio­nes se orga­ni­za­ron, comen­zó el con­trol terri­to­rial, las ollas comu­nes, los jóve­nes se foguea­ron a la luz de las hogue­ras. Los cara­bi­ne­ros y mili­ta­res cola­bo­ra­ron, a pesar de todo, en ese empe­ño. No se con­vir­tie­ron en los fusi­la­do­res que recla­ma­ba la cla­se alta y algu­nos man­dos. Estos hom­bres no pudie­ron evi­tar sen­tir como pro­pio el dolor de los pobladores.

La liberación de la mujer es la revolución

¿No es sos­pe­cho­so, aca­so, que se pos­tu­le que los pro­ble­mas de la mujer ‑en la casa, en la vida fami­liar, en el tra­ba­jo, como ser humano al que se le nie­ga el res­pe­to y la dig­ni­dad, que es con­ver­ti­do en objeto- deban ser resuel­tos por leyes dic­ta­das por la mis­ma cla­se que es la cau­san­te de esos males? ¿No es increí­ble que exi­to­sas “altas eje­cu­ti­vas”, des­ta­ca­das “pre­si­den­tas feme­ni­nas”, deban ser­vir de con­sue­lo a los explo­ta­dos y explo­ta­das, a un pue­blo pri­va­do de su sobe­ra­nía, de su poder?
Este “femi­nis­mo” ofi­cial hace el tra­ba­jo de la bur­gue­sía. Al ver­da­de­ro femi­nis­mo, del cual nos decla­ra­mos orgu­llo­sos lucha­do­res, no le bas­tan las cuo­tas. Exige todo y enfren­ta todas las cau­sas de la degra­da­ción, opre­sión y alie­na­ción de la mujer, las mis­mas que humi­llan, domi­nan e impi­den la rea­li­za­ción y la dig­ni­dad del hombre.

La Estrella de la Segunda Independencia Nº14

El partido de los trabajadores

Nosotros pro­po­ne­mos hacer una revo­lu­ción. No una en la que el pue­blo inter­ven­ga como segun­dón, sino una que lo ins­ti­tu­ya en due­ño y señor de su futu­ro. Proponemos una revo­lu­ción de los tra­ba­ja­do­res, como aque­lla pri­mi­ge­nia de 1871, la comu­na de París, don­de el pue­blo expe­ri­men­tó por pri­me­ra vez que podían bus­car y deci­dir su des­tino. Los tra­ba­ja­do­res y sus fami­lias pusie­ron a andar las rue­das de las futu­ras revo­lu­cio­nes vic­to­rio­sas. Tomaron, como reza la expre­sión crea­da enton­ces, “el cie­lo por asal­to”. Pero no pedían el cie­lo. Simplemente, que­rían vivir libres, sin explo­ta­do­res, sin explotados.
Un par­ti­do que repre­sen­te esa fuer­za, no pue­de tener otro nom­bre que Partido de los Trabajadores.